miércoles, 11 de julio de 2007

Un grito


He llegado al límite, no puedo esperar más.

Es hora de coger el toro por los cuernos y decidir quién seré a partir de ahora.

Podría ser una joven madre sana.

Podría ser una vieja prematura y amargada.

El caso es que, no me apetece, no tengo fuerzas ni siquiera para pensar en ello.

Resulta muy cómodo sumergirme en mi océano de bollería y comida rápida.

Pero quiero intentarlo, aunque no sé muy bien cómo.

Una vez leí, que cuando queremos hablar con Dios, miramos instintivamente hacia arriba.

A mí, me queda muy poca fé, sin embargo miro hacia arriba y le pido al universo que me ayude.

No me contesta.

Espero que me haya oído.

1 comentario:

Francisco García dijo...

Muy buena reflexión. Yo no sé si habrá algo o alguien que nos escuche o no, lo que está claro es que la voluntad es una de las fuerzas más grandes que hay en el mundo, y aunque a veces se necesite un empujón, el hecho de querer cambiar es un gran paso. Un saludo.