lunes, 29 de junio de 2009

35


Un abrazo de princesa por la mañana, y un beso de uno que no quiere ser príncipe.

Un cinturón, una cámara de fotos, pendientes y un monedero.

Unas papas y unas cañas en buena compañía.

Montevideo, Barcelona, Zaragoza, Las Palmas...

Una paella y gewztraminer.

Una tarta de cenicienta y 34 + 1

Tarde de calor.

Una noche disfrutando de La Traviata.

¡Cómo ha cambiado todo en un año!

Cumplo años con rima..., y yo con estos pelos

jueves, 25 de junio de 2009

Botellón legal, botellón ilegal

Leo en el Heraldo de Aragón de hoy, que el Ayuntamiento de Zaragoza, pretende regular el botellón. Bueno, más que regularlo, pretende prohibirlo. Se puede estar o no de acuerdo con la prohibición, pero lo que más me llama la atención es la definición que hacen de botellón:

Reunión de personas para beber en la calle, provocando suciedad, problemas para el tráfico, para el tránsito peatonal, y molestias a los vecinos.

Y leo esa definición y sólo me viene a la mente la calle Galán Bergua. Es una calle plagada de terrazas que funcionan hasta la madrugada, en la calle, que ensucia la calle (¿para qué vamos a tirar el palillo, el hueso de la oliva, o la servilleta de papel a otro sitio que no sea la calle?), genera problemas de tráfico (todo el mundo va en coche y normalmente hay hasta tercera fila para aparcar), y problemas en el tránsito peatonal (está claro), de las molestias a los vecinos ni hablo, que se lo pregunten a los de los primeros pisos.

Y como digo Galán Bergua, digo mil calles de Zaragoza. Ahora parece que yo esté en contra de las terrazas, y no es así, de hecho, soy usuaria de las terrazas, el tema es que me parece que a la definición le falta que las personas sean menores de 30 años.

Claro, como todos sabemos, los menores de 30 años son potenciales delincuentes. O delincuentes directamente, para qué vamos a andar con tonterías. Y claro, hay que prohibir. Porque como todos sabemos, la prohibición es la mejor medida inventada para solucionar los problemas... ¡Y una mierda!

El otro día sacaron un informe de la DGT en el que se llega a la conclusión de que los que menos respetan el "si bebes no conduzcas" son los "adultos responsables" de entre 35 y 45 años.

Yo no sé si hay que prohibir el botellón o no. Evidentemente cada uno cuenta la película según la ve. El otro día me decía "la de la v de vino", que unos chicos habían montado una juerga por la noche a los pies de su casa y acabó llamando a la policía por miedo a que despertaran a su hija de 3 años. Yo le pregunté si ella no hacía lo mismo de jóven, y ella confesó que hacía eso y mucho más, pero que entonces no tenía hijas a las que molestaran, y las madres de las que había también podrían haber llamado a la policía. No pude hacer otra cosa que darle la razón. Las circunstancias de cada uno, son las circunstacias de cada uno. Pero de ahí, a sacar una ley que prohiba el botellón, va un rato largo.

No tienen la misma vara de medir para unos y otros. Las cosas se arreglan con educación y no con prohibición. Y además, mal que nos pese, los adolescentes van a seguir emborrachándose, como lo hice yo, como lo hiciste tú, como lo hicieron tus padres, y como lo harán tus hijos. Unos a base de chatos de vino cosechero del abuelo, otros a base de cubatas de brugal, y otros como mejor se les ocurra.

No sé, quizás lo que se les ocurra, sea pagar por un trozo de calle, como los dueños de las terrazas, y así poder hacer el botellón legalmente.

lunes, 15 de junio de 2009

El chico de la kangoo

Como muchos de vosotros sabéis, he estado no hace mucho de mudanza. Ahora me toca otra, pero es menos, sólo llevar cajas de un lugar a otro, pero la anterior fue dura.

No se trataba sólo de embalar, sino de seleccionar. Y eso implica tirar recuerdos.

No es fácil. Tienes que decidir, con qué te quedas, y qué desechas. Así que yo, mujer de extremos por excelencia, decidí tirarlo prácticamente todo, porque los papeles, son papeles, pero los hechos quedan en la cabeza.

Así, fui sacando poco a poco del baúl de los recuerdos, que diría Karina, un montón de cosas inservibles pero todas con un valor sentimental más o menos importante.

Apareció aquel paquete de nobel, con un cupido de tarta de San Valentín dentro, y que me recordaba una noche horrible en el otoño del año 2000. Aparecieron también más de una docena de entradas para el fútbol, sobre todo de aquellos años en los que el Zaragoza hacía un juego tan maravilloso que le permitió ganar aquella recopa del 95 en el Parque de los Príncipes de París. También muchísimas entradas a conciertos, casi todas de Sabina, que podían ordenarse cronológicamente sin saltarse prácticamente ningún año. El diario de Guía, en el que íbamos anotando de críos todas las especialidades que conseguíamos, y una carpeta con un montón de canciones de misa con los acordes de guitarra puestos sobre las letras correspondientes.

Sin embargo, uno de los que más me gustó, fue el cuaderno en el que estaban anotados los nombres en indio de todos y cada uno de los asistentes a aquel campamento. Sí, aquel en el que la Espe y yo misma, bajamos al pueblo en minifalda y un sujetador hecho con una tela, adornando nuestras cabezas con dos plumas ajenas a las miradas de los lugareños. Aquel en el que había un niño de unos 8 o 9 años que era igualito al tío del anuncio de la kangoo. Uno de mis mejores campamentos.

Quizá sea por eso, por lo que aunque los recuerdos estén ya en la basura, esta tarde, al volver de trabajar, y parar en un semáforo detrás de una kangoo, en mi boca, se haya dibujado una sonrisa.

lunes, 8 de junio de 2009

Sin avances

Ultimamente tengo la sensación de estar dando vueltas. Es como aquella película en la que cada día, sonaba el despertador y era el día de la marmota. No recuerdo el título.

El caso es que no hago otra cosa que repetir pensamientos y sentimientos, e incluso actos. Sabiendo que no son los correctos, no son los mejores para mí. Y en cada ocasión, los matizo un poco, a ver si mañana, me toca hacerlo un poquito mejor, y al final, al hacerlo bien del todo, consigo saltar a la fase siguiente. Y por fin avanzar.


Lo veo difícil, sobre todo porque a veces soy yo la que se empeña en repetir algo que aunque momentáneamente me hace sentir bien, posteriormente no es lo más adecuado.

En fin, que me estoy liando. Iremos con la vida.

Vengo de pasada. Alguna vez robo algún portatil para mirar el correo, pero básicamente estoy desconectada. He firmado una reserva para un piso que supongo que podré ocupar como máximo en dos meses. Estoy planeando irme de vacaciones a Canarias la primera semana de Agosto, y poco más.

Esperadme, no os vayáis. Prometo ponerme en breves al día.