viernes, 15 de octubre de 2010

El último que cierre la puerta...



El último que cierre la puerta...

...para que no se escapen las palabras de cariño,
...para que no entren el tedio y la rutina,
...para que las sonrisas se choquen con ella si quieren salir,
...para que permanezca el calor.

Y que abra las ventanas...

...para que el sol me llene de alegría,
...para que la suerte juegue con tu pelo,
...para que se oiga a lo lejos el sonido de la vida.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Fuera de cobertura

No, no me he muerto. Sigo viva, pero fuera de cobertura. Hacía mucho tiempo que no estaba tan desconectada de internet. Blogs, redes sociales, messenger, etc. Hasta hace cuatro días me enteraba de los nuevos post de mis blogs favoritos casi al mismo tiempo que se escribían, y ahora, me entero cuando han pasado dos o tres días.

Es extraño darse cuenta de cómo funcionan las cosas. Cuando tienes la costumbre de hacer algo a diario parece no puedes pasar sin ello y de repente dejas de hacerlo durante unos cuantos días, y te das cuenta de que realmente no lo necesitabas tanto, y entonces lo que cuesta es volver.

Supongo que ante nuevos acontecimientos que pasan en la vida, el cuerpo y la mente, necesitan un periodo de adaptación y de reajuste de comportamientos. Poco a poco, las cosas van volviendo a su ser, y aunque no vuelvan a ser tan intensas como antes, sí que recuperan parte de su terreno.

Supongo que se me habrá olvidado cómo se escribe y supongo también que si vuelvo a escribir, recuperaré pronto la facilidad para expresar mis sentimientos y paranoias, que realmente es lo que siempre ha llenado este espacio.

No sé si seguirá leyéndome alguien, pero si estás en estos momentos aquí, te digo que no estoy muerta. Sólo de parranda.

jueves, 19 de agosto de 2010

Manda huevos

Lo de los de la compañía de gas es para echarse a temblar. Resulta que los chicos que son muy avispados, han encontrado una forma de tener liquidez a mi costa y supongo que a costa de muchos usuarios. Consiste en cobrarte una factura que no tiene nada que ver con lo que tienes que pagar, y si cuela pues cuela, y si no, pues ya te lo devolveremos en la próxima factura.

¡Con dos cojones!

Y todo esto sin pagarme intereses por usar mi dinero ni nada. ¡Así cualquiera!


Los de la junta municipal de mi barrio del ayuntamiento, han decidido cerrar la puerta media hora antes, así, sin avisar ni nada, es decir, que si el horario es hasta la 1:30, ellos cierran a la 1:00 y cuando llegas tú, toda decidida, te abren una rajita de la puerta y te preguntan qué quieres. Que digo yo, que se podían ahorrar el trámite, porque les digas lo que les digas no te van a atender.

- Es que cerramos a la 1:30.
- Ya, pero es la 1:10.
- Ya, pero con los que tenemos dentro ya hemos cubierto.

¡Con dos cojones!

Que pongan en la puerta hasta la 1:00 y arreglado.


Tengo un amigo que ha encontrado trabajo. Ocho horitas en una fábrica, en turnos de mañana, tarde y noche, y con un fantástico sueldo de 1.025 euros al mes, de los que seguramente tendrá que prestar 80 a la compañía del gas, y le descontarán otros tantos por tener que pedir un día para acudir a la junta municipal antes de la 1:oo.

¡Manda huevos!

jueves, 22 de julio de 2010

Come come

Hay dos posibles actitudes frente a una misma sensación y una, alguna vez, quisiera poder elegir una de ellas.

Los amantes del "tú puedes", "conseguirás todo lo que te propongas", el vaso medio lleno y variantes similares, dirán que siempre se puede elegir, sin embargo, no resulta tan fácil en la realidad.

Cuando el vacío en el estómago viene generado por los sentimientos y no por el hambre, la elección no depende de ti, sino de otro factor que no conozco, con lo cual, no puedo manejarlo.

En ocasiones, ese vacío te puede dejar 3 días sin comer. Literalmente, no entra la comida, es como si alguien hubiera cerrado tu estómago con 7 llaves de estas modernas que necesitan una tarjeta para poder sacar una copia.

Otras, sin embargo, el vacío tiene que llenarse, sí o sí, y sólo se consigue comiendo en cantidades que distan mucho de ser saludables.

Y la forma de afrontarlo no responde a ningún patrón concreto. O mejor dicho, un mismo sentimiento no siempre provoca la misma reacción. Por eso es tan difícil de manejar.

Si supiera como hacerlo, estaría flaca..., o gordísima, que sobre gustos no hay nada escrito.

miércoles, 7 de julio de 2010

¿Gafe yo?

Ahora que la gente se ha cansado de llamarme bipolar por mis cambios de humor (ni bipolar es tener cambios de humor, ni yo tengo tantos, por cierto), han empezado a llamarme gafe.

Y todo por un par de tropiezos tontos que he tenido ultimamente.

El 9 de Junio, sentí como se siente el jamón de york (que estamos en crisis y no es para sentirse ibérico) dentro del panecillo, porque mi coche quedó entre dos, con el correspondiente daño para mi integridad física.

El 13 de Junio me caí de un monopatín y di con mi espalda en el suelo sin poner las manos ni nada.

Y el 1 de Julio experimenté la sensación de volar por los aires con un accidente de moto.

Con tanto percance, no es de extrañar que me llamen gafe, pero si lo miramos con otros ojos, puedo pensar que soy una chica con suerte.

Del primero me quedó un leve latigazo cervical que ya casi no me duele y una marca del cinturón de seguridad en el pecho que desapareció en una semana, del segundo un moretón en el codo y un gran sentido del ridículo, y del tercero, siete puntos de sutura en la rodilla derecha, no poder bajar las escaleras con normalidad, y un pequeño dolor en el costado cuando toso.

Vamos, que teniendo en cuenta que podría haberme roto alguna vértebra al caer del monopatín, tener un dolor insoportable en la espalda por el accidente de coche o estar literalemente muerta si me hubiera caído unos metros más lejos de la moto o hubiera tenido una caída menos elegante, pues no me queda otro remedio que pensar que tengo suerte.

Eso sí. Creo que ya he cubierto el cupo de accidentes, como cubrí en su día el de robos. Según las estadísticas, las cosas no pueden hacer más que mejorar.

Que así sea.

lunes, 28 de junio de 2010

domingo, 13 de junio de 2010

...

Se confunden en mi hogar los olores, sabores y dolores. Un par de meteduras de pata me mantienen amoratada y dolorida. Pero es un dolor soportable, porque sólo es físico.

El negro de mi codo hace juego con la tinta de calamar de los espaguettis y las mañanas con café con leche y tostada completa me mantienen con las pilas cargadas.

He vuelto a dormir la siesta, he vuelto a ver la tele. Mis vicios se limitan al tabaco y poco más.

La tranquilidad me la proporciona el no tener la losa de la durabilidad sobre mi cabeza. Éso hace que me relaje y que pueda disfrutar de la comida caliente de cuchara, de acostarme temprano y de cerrar los ojos viendo una película.

Las ventanas están abiertas, el sol entra sin llamar y ya no me preocupa si dejé la puerta cerrada o abierta.

Por una vez no tengo miedo. Y además, sigo sintiéndome libre.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Lista de las 7 cosas superficiales que quiero

Porque yo lo valgo:

1.- Una casa en la playa. Pero encima de la playa, en la arena. Con unas cristaleras en el salón desde las que se pueda ver el mar y un gran porche con unas tumbonas donde tumbarse a leer a la sombra o a tomarse un mojito o a hacer meditación trascendental. Lo que sea.

2.- Un descapotable blanco. Bonito, limpio y..., poco más. Un descapotable blanco.

3.- Un IMC de 22. No quiero el de 18, no quiero ser un insecto palo, ni el de 25, toda la vida luchando para no caer en el temible mundo del sobrepeso. Con un 22 me basta y me sobra. Eso son 58 kilitos de nada. Sólo me faltan 16,5 para conseguirlo. ¡A por ello!

4.- Una Wii. Ya sé que parece poco comparado con lo anterior, pero es que me pica desde hace tiempo. Envidia cochina, ¿y qué?

5.- Un yate. Con una zona extensa para tomar el sol, pero que tenga toldo para echarlo cuando quiera. Y alguien que me lo conduzca que yo sólo quiero relajarme en él. Aunque con lo chafardera que soy, seguro que me acabaría empeñando en aprender a llevarlo.

6.- Una operación para volver a poner las tetas donde siempre han estado y de donde nunca se deberían haber ido. Que no es que estén por la cintura, pero vamos, que un poquito más arriba no estarían peor.

7.- Un fin de semana en Los Ángeles. No tengo muy claro por qué quiero esto, pero lo quierooooooooooooo.


Y vale..., de momento.

El próximo día pondré la lista de cosas importantes o no superficiales.

El que se anime a dejar comentario, que ponga sus 7 cosas superficiales, please.

De premio: mi gratitud. Qué mejor, ¿no? ;)

jueves, 20 de mayo de 2010



Me sorprende en un lugar en el que no debería correr tanto y me hace hasta levantar el pie del acelerador.

Tanto es el asombro, que hasta Sabina parece que enmudece y su Viudita se escucha como si estuviera a unos cuantos kilómetros del coche en lugar de residiendo en los altavoces.

Hacía mucho tiempo que no me pasaba. Algo muy concreto pero que no sé ni definir.

Parece que mi estómago quiere darle guerra a mi cabeza y preguntarle por qué narices hace días que he dejado de escribirte versos.

Ni ella misma lo sabe. Ni siquiera el síndrome, aquel tan usado en momentos de tensión, me hace sentarme a decir lo que pasa por mi mente, por mi cuerpo, por mis entrañas.

Será la primavera, que me hace vivir, en lugar de imaginar. Será el aburrimiento, el darme cuenta de que ya nada es nuevo, de que casi todo está vivido, está inventado.

Pero mi estómago se rebela. Y me sorpende. Y lo hace gratamente. Y yo me dejo, le dejo hacer y se lo agradezco.

Porque sólo significa una cosa...¡que estoy viva!

Y mi boca, aún sonríe, y mis ojos, aún brillan.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Estirando la ropa...

Que la crisis aprieta y no es cuestión de andar todo el día gastando.

Cuando cambiamos de talla, solemos cambiar la ropa, sobre todo si es a una talla mayor, más que nada por la imposibilidad de abrocharla o llevarla sin parecer una ristra de chorizos. Pero si el caso es el contrario, aprovechamos, aprovechamos y aprovechamos. Y luego pasa lo que pasa.

El caso es que andaba yo sobre las 10 y media de la noche metida en el coche, con mi camiseta fucsia de escote redondo, bajo la cual se ocultaba un sujetador blanco demasiado grande de tirantes que no de copa. Así que de sujetar, poquito.

Llovía a mares, y mi acompañante y una servidora estábamos decidiendo si corríamos hacia nuestro destino, o esperábamos a que parara, aunque sabíamos de antemano que la respuesta era correr.

Unos 50 metros, para ser más exactos, bajo la lluvia intensa.

Yo estoy con el guapo subido porque ayer fui a la pelu y me dejaron un flequillo muy mono, y no quería que se estropeara mi peinado, así que he corrido encorvada para que el agua me salpicara el cogote y pisando bien fuerte para que las gastadas tapas de los tacones no me hicieran caerme y montar un espectáculo gratuíto.

Cuando estaba llegando a mi destino, un joven que pasaba por allí, me ha mirado, ha sonreído, me ha vuelto a mirar y ha vuelto a sonreir.

¿Habré ligado? ha pensado mi ego, mientras iba camino de los servicios para arrodillarme bajo el secador de manos.

Allí, he comprobado la triste realidad, corriendo encorvada delante del espejo, con mi sujetador, a veces grande, a veces pequeño, y siempre imperfecto.

Todavía me estoy riendo de la visión. XD

miércoles, 28 de abril de 2010

Economista..., por un día.

Ya. Ya lo sé. No soy economista. De hecho, no tengo ni idea de macroeconomías, microeconomías y demás. Únicamente sé que si me entran 100 y me gasto 120, tengo un grave problema.

Aún así, maldita la falta que me hace ser enconomista. Soy española, con eso me vale, ya que como todo el mundo sabe, los españoles somos todos econimistas, analistas políticos, farmacéuticos y por supuesto entrenadores de la selección.

Así que haciendo honor a mi título recién adquirido, voy a hablar, aún sin saber, del problema número uno para mis compatriotas: el paro.

Dicen los datos que en este país hay un 20,05 % de parados, que es lo mismo que decir que de cada 1000 hay 200 sin trabajo y que además, quieren trabajar. O de cada 100 hay 20, o de cada 10 hay 2. Pues bien, en una conversación con mi padre el otro día, ambos estábamos de acuerdo de que eso es mentira cochina. Si hubiera toda esa gente sin trabajar, se montaría la de Dios.

Porque no nos engañemos, muchísima gente de los que engrosan las temidas listas, están currando de lo lindo.

Empleadas domésticas sin contrato, chapuzas a domicilio, etc. Y no digo que les vaya bien economicamente, que no. Y les tengo muchísimo respeto, que sí. Pero vamos, que sin trabajar, lo que se dice sin trabajar, no están. Porque si no, ya digo, esto sería la repera.

Y no voy a criticar. El dinero negro, la economía sumergida, favorece tanto al empresario como al trabajador. Al menos a corto plazo.

Pero en el caso de que todo eso se regularizara, las cifras serían más optimistas. Y si lo fueran, probablemente y digo sólo probablemente, la confianza de inversores y consumidores aumentaría. Y si aumentara, probablemente y digo sólo probablemente, la crisis no provocaría más crisis. Y quizás, esto dejaría de ser la pescadilla que se muerde la cola.

Las críticas con cariño, please ;)

martes, 27 de abril de 2010

Una piedra en el camino.

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Yo creo que muchas más. Creo que la piedra es como la columna del anuncio, que se mueve para mosquear al coche, la muy cerda.

Y todos tenemos nuestra piedra particular. La cuidamos, la mimamos, la arropamos por la noche y la alimentamos para que no muera, y así, nos traicionamos a nosotros mismos.

Mi piedra particular se llama ilusión. Bonito nombre, ¿verdad?

Puede parecer una chorrada decir que ilusionarse con las cosas es malo, y de hecho, puede que para muchas personas signifique justamente lo contrario, pero para mí, es horrible.

¿Por qué? Pues por una razón muy sencilla, porque tengo muy mal perder. Supongo que es una especie de orgullo tonto, que hace que hasta perder en la cosa más insignificante, me produzca un dolor que parece insuperable.

No lo es, desde luego, no es insuperable. Al final todo se supera en menos tiempo del que habíamos previsto, pero siempre me conjuro para que no me vuelva a pasar.

Y me vuelve a pasar.

Y así hasta el infinito y más allá.

En fin...

sábado, 24 de abril de 2010

SEMP

Hace un par de días me escribió una chica de la que hacía tiempo que no sabía nada. En el escrito, aparte de mandarme un beso, aludía a mi siempre energético magnetismo personal (SEMP)... Casi nada.

Oye, y yo sin enterarme que tenía SEMP.

Bueno, a decir verdad, no hace mucho, un tipo simpático intentó ligar conmigo en una fiesta y también utilizó la palabra magnetismo.

Veamos lo que dice la RAE acerca de la palabrita en cuestión.

magnetismo.

(Del lat. magnes, -ētis, imán).

1. m. Poder de atracción de la piedra imán sobre el hierro.

2. m. Propiedad de los imanes y las corrientes eléctricas de ejercer acciones a distancia, tales como atracciones y repulsiones mutuas, imanación por influencia y producción de corrientes eléctricas inducidas.

3. m. Fís. Estudio de estas propiedades.

4. m. Atractivo que alguien o algo ejerce sobre otra u otras personas o cosas.



Bien, teniendo en cuenta que no soy un imán, por lo tanto las acepciones 1, 2 y 3 quedan descartadas, resulta que tengo atractivo que ejerzo sobre otras personas o cosas.

Yo flipo.

La verdad es que si me llego a enterar antes, no me vería como me veo ahora, pero ponerse a estudiar el magnetismo personal a estas alturas..., bueno, podemos intentarlo.

Buscando por internet, encuentro lo siguiente:

Tener magnetismo es crucial para lograr la felicidad personal y profesional. Una persona magnética es alguien encantador, cautivador, inspirador, que llama la atención y se gana el afecto y el respeto quienes le rodean.

¡Ajá! Así que por lo visto soy encantadora, cautivadora, inspiradora y bla, bla, bla. Y ahora además, lo sé.

Sirva este post, para advertir a todo el que esté cerca de mí. ¡Cuidado! Puedo hacer contigo lo que quiera porque tengo SEMP. Qué-lo-se-pas.

Ainssssssssssssssssss.

miércoles, 21 de abril de 2010

21

Hoy es 21. Siempre pasa algo los 21. Hubo un tiempo, en el que yo jugaba a la primitiva todos los jueves, y siempre ponía el 21, porque era uno de mis días claves.

Bueno, no puedo decir que el día de hoy haya sido clave, pero sí que han pasado cosas.

Ha sido el primer día del mes de Abril, que me he ido del trabajo sin cumplir mi objetivo, vamos, que empezar, no ha empezado nada bien. Además, los recuerdos dolorosos que se estaban paseando por mi mente desde hace unos días, han decidido mostrarse en todo su explendor en el peor momento, quizás también porque todo sucedió un 21.

Me ha despertado de la fingida siesta una extraña llamada, que todavía no comprendo y que me resisto a explicarla por el camino más corto. Da la casualidad, de que todo comenzó un día 21.

Ya, cayendo la noche, otra llamada. Una amiga a la que también conocí un día 21 que lo está pasando muy mal. Me jode que las personas a las que quiero lo pasen mal, aunque sé que es inevitable que suceda. Busco una palabra de aliento, y reclamo algún consejo para ella, como ella lo ha hecho siempre conmigo.

Es mentira eso de que a cada cerdo le llega su san Martin. Mentira. Y mira que me jode.

La canción del día es esta:

viernes, 16 de abril de 2010

Tres eran tres

Uno, dos y tres. Tres años con sus 365 días de 24 horas son los que cumple hoy este blog. Si tenemos en cuenta que constante y disciplinada no son los adjetivos que mejor me definen, tres años no es un logro, es la medalla de oro al mérito personal.

O sería mejor decir al mérito del personal, porque sin los comentarios y las lecturas de la gente, mi timidez exhibicionista no habría importado nada.

El primero en dejar un comentario, fue un uruguayo con alma de Guadiana. El cobarde lo borró. Luego llegó más gente. Toño, nunca faltaba, por ejemplo. Sin embargo, estuve a punto de claudicar porque mis escritos no merecían sentarse al lado de la poesía de Sonia, el arte de Acróbatas o la frágil melancolía que destilan los textos de Marian.

Por aquel entonces Sonia me dijo que a escribir se aprende escribiendo, y seguí intentándolo y aprendiendo de los sorprendentes relatos de kasi-siempre, del arte teatral de Fran y de muchos que seguro me dejo en el tintero.

Hubo una temporada muy poco fructífera que se volvió de repente a escritura compulsiva cuando apareció una musa en forma de hombre y de botijo. Alhuerto trajo consigo a Katanga y a Mara Jade, y vinieron solitos Lola, Jose, Mar, Oma, y otros amigos de la liga anti-tabaco. Valientes todos. Me quito el sombrero.

Poco a poco fueron algunos desapareciendo y llegando por casualidad otros de los que aprender, como una socióloga de barra de bar, Cristal o Harry. A todos los leí, de todos aprendí.

También lectores anónimos, familia y amigos de los de verdad, de los de siempre, de los que no nacieron en internet, sino que llegaron aquí para leerme. Dicen poco, pero significan mucho.

Ahora, con el facebook, poco queda. Las lecturas disminuyen. Las suyas y las mias. Aunque aún me queda mi gran amiga Seda, paciente y artista del teclado, la bruja mayor Luji, chinche y eternamente simpática, Carpo, ingenioso y descarado en la red y más tímido en las distancias cortas, y el lector de pergaminos, vago, cobarde, socarrón, mordaz y encantador.

Javi..., si Raquel te pregunta hoy: ¿Cómo está Anabel? Dile que estoy de cumpleaños.

Brindo por todos vosotros y por los que me he dejado, mucho más.

miércoles, 14 de abril de 2010

Gris

Tengo un día gris. Y para colmo escribo esto mientras Sabina canta: "más sola que una maleta olvidada en la Gran Vía". El día está como yo, gris, plomizo. La vagancia me persigue a pesar de la lavadora por tender, la página web que terminar y el hula hopp que espera paciente a que mi cintura se mueva al son de una música pegadiza.

No sé cómo se llama, pero la dueña de "El faro", pone unos cafés perfectos. Ni fríos, ni calientes. Ni eso me anima. Tampoco lo hace el simpático jovenzuelo que recorre mi cocina a chufletazos, aunque al menos consigue arrancarme una sonrisa.

Mi correo me dice que acabo de recibir un flechazo en una página web en la que me registré y nunca utilicé. Aún así, me acerco a curiosear. Acabo curioseando demasiado.

Los visitantes de mi blog disminuyen pero son significativos. Estoy cansada de ser Cándida Edelmira, la mujer confiada, solícita, dispuesta. Harta de obligaciones auto-impuestas.

Veo el magnum en la cocina y me entran tentaciones. Quiero dormir hasta que me despierte una canción, pero tengo miedo de que no lo haga y me quede durmiendo eternamente.

Estoy gris..., en este mundo sin color. ¡Maldita sea!

lunes, 12 de abril de 2010

Si hay que ir..., se va



Tres días. Sólo faltan tres días para los tres años, pero no pienso estar hasta el día 16 sin escribir en el blog. Volveré a hacerlo entonces..., si me acuerdo.

Este post, se podría llamar: "esa cobardía", pero voy a ser un poco benevolente conmigo misma, que mirado desde una perspectiva objetiva, el resultado fue bastante decente.

La subida al Moncayo, no es especialmente difícil, sobre todo si tienes algo de práctica en senderismo, pero los elementos a veces están contra una, así que nada que objetar.

A pesar de que en el santuario se podía estar en camiseta (mejor de manga larga), y pantalón corto, cuando llegas al circo de S. Miguel hace frío. Comienzas a ver a la gente que asciende y desciende con guantes, braga, polares y pantalones de montaña y piensas: estoy haciendo el canelo.

Venga, un poco más, un poco más, y entre la falta de aire, los comentarios de los vecinos de ruta (¿dónde va en pantalón corto?) y las piernas largas del que camina a tu lado, llega un momento en el que decides que mañana será otro día.

Poquito faltó, probablemente lo más fácil, porque al final de ésas rampas, había un llano que permitía descansar antes de afrontar la última subida, pero es cierto que dicen que hay que dejar algo para volver..., para nadar en un jacuzzi, para comprar aceite y chuletón, y para "averronchar" el Moncayo.

Prometo cargar con la mochila.

sábado, 27 de marzo de 2010

Ánimo y presión

Vengo de un partido de fútbol tenso, de esos en el que el resultado es muy ajustado y no se sabe qué es lo que va a pasar al final.

Al final hemos perdido. 1-2 para ser más exactos. Bueno, yo, he perdido algo más. La paciencia.

Y es que no puedo con las actitudes de los padres en general en los partidos infantiles. Los niños tienen 6 y 7 años. A veces se cansan, normal, a veces se despistan, también normal, e incluso a veces se protegen cuando viene una pelota muy fuerte porque tienen miedo de hacerse daño en la lucha, también normal, y además es incluso bueno para su integridad física (ayer un balón le dio tan fuerte a un chavalín en el pecho que luego respiraba con dificultad).

Y yo me cabreo, porque en el momento en el que van perdiendo, los padres se olvidan (y no me incluyo a idea), de que sus hijos están ahí para divertirse, para hacer deporte (que es sanísimo), para aprender a colaborar y para saber aceptar las derrotas, entre otros beneficios del deporte a su edad.

Hoy desde la grada he oído de todo. Desde insultos y tacos que deberían evitarse delante de los niños, hasta padres que en tono irónico les decían a sus propios hijos: "Pásasela al contrario", utilizando un modo irónico e hiriente que ellos no merecen.

Eso por no hablar de los reproches con tinte sexista que han salido por sus bocas al finalizar el partido: que si "al año que viene jugaremos en la liga de las niñas", que si "os vamos a cambiar la camiseta y comprarla rosa", y así un largo etcétera. Ha habido hasta quién ha propuesto dejarlos sin el zumo y las patatas de después, como si a Cristiano Ronaldo le dejaran de pagar el día que hace un partido malo. En fin...

Yo, cuando han salido, he cogido a mi niño, le he dado 5 o 6 besos de abuela y le he preguntado si se había divertido, entonces ha cambiado el semblante triste que tenía contagiado por todos y me ha dicho que sí, y que si me había dado cuenta de que se la había quitado al 7. Mientras tanto, un compañero murmuraba algo así como "total, para que luego nos digáis..."

Vamos, que me cabrea, y que entiendo a los niños perfectamente y empatizo con ellos. Debe ser porque todavía soy un poco niña, y me gusta jugar por jugar, bailar como una loca, reirme a carcajadas y hacer alguna que otra travesura de vez en cuando. Y que dure, por Dios, que dure.

Como diría Marian, hoy soy esta canción:

lunes, 22 de marzo de 2010

PRIMAVERAL

A las 18 horas y 32 minutos del sábado, y más o menos mientras abandonaba montada en mi coche la calle Canfranc (cosas del destino), llegaba la primavera de este 2010 que ha sido rico en lluvias y nieves (y lo que te rondaré morena).

Y no he tardado en recargarme. Así, sin más, sólo con la fecha, sólo con el equinoccio, aunque no hiciera sol, aunque hayamos tenido que esperar hasta hoy para que nos caliente, yo ya me había recargado.

Al contrario que a mi colega de blog, a mí sí que me gusta la primavera, me da buen rollo. Ya me he despedido sin pena del abrigo y he sacado la cazadora negra que me acompañará en lo sucesivo.

Las noches son templadas para pasear, y poder sentarte en un banco de una calle cualquiera sin temor a helarte de frío.

Las tiendas se han llenado de colores, de tendencias de temporada, y en los árboles de la entrada de mi trabajo ya han aparecido los primeros brotes verdes.

El corto recorrido que separa la calle paralela a la mía del portal de casa, lo hago caminando despacio, para aprovechar el sol, que me calienta por dentro y por fuera.

Mis niños sonríen, los conciertos me divierten, y las penas parecen menos penas.

La primavera me envuelve, debe ser por ella, quisquillosa, maldita, divertida, por la que tengo una sonrisa tonta en la cara de forma permanente.

O no..., quién sabe.

Seguro que os acordáis de esta canción:

miércoles, 10 de marzo de 2010

Pues yo no puedo...

Que no. Que no me gusta estar enfadada con la gente, ni que la gente esté enfadada conmigo, y menos, por motivos ajenos a mi voluntad, pero al final, una se harta de ser buena.

Creo que desde que nací, y me faltan 3 meses para cumplir los 36, jamás le he negado el saludo a una persona. Quizás es que no me han hecho lo suficiente como para que tenga que tomar esa medida tan drástica, pero bueno, creo que yo tampoco he hecho ninguna putada gorda a nadie para que lo hagan conmigo.

Y encima, cuando se enfadan contigo, se llenan de orgullo y levantan la cabeza al verte pasar, por motivos que no tienen que ver contigo, pues aún cabrea más.

Oye, que lo fácil es decir, pues mira, que me da igual, que esa persona me importa un pimiento, y pasar de todo. Pero cuando sabes que tarde o temprano tienes que encontrártela haces, o al menos yo, hago un intento, porque al menos puedas saludarte y cruzar tres palabras.

Pero no. Parace ser que aunque te rebajes (si es que eso es rebajarse que no lo tengo claro) y des el primer paso, no siempre funciona. Y me cabrea, porque no tengo la necesidad de sentirme incómoda en determinadas situaciones sin querer sentirme incómoda. Así que decido desaparecer, que es más cómodo para mí y mucho mejor. Aunque quede como una perdedora. El orgullo, para los que me importan, los demás, me importa una mierda lo que opinen.

Y por eso, porque hay quien me importa, estaré allí. Yo, ya he hecho un intento. Lo siento, pero no voy a hacer más.

jueves, 4 de marzo de 2010

De lo bueno lo mejor, y de lo mejor lo superior

¿O de lo malo lo peor y bla bla bla?

Cualquiera de las dos me valen, porque no soporto la actitud que tienen determinadas personas de querer destacar por encima de todo. Sea para bien, o sea para mal.

Si tuviste un día nefasto, pinchaste una rueda, tardó en venir la grúa y además se te estropeó la lavadora, no te preocupes, ellos han tenido un día peor, y te lo cuentan con pelos y señales regodeándose en su desgracia.

Si tu parto fue doloroso el suyo fue peor, y además duró 18 horas y además hubo problemas de sufrimiento fetal y les dolió mucho. -Que sí, que me pusieron epidural, pero que no me hizo efecto-, porque todo el mundo sabe que con epidural puede doler tanto o más que sin epidural, por supuesto, y además fue de riñones... -Joder, chica, pues qué mala suerte.

Si te has comprado un apartamento en la playa con piscina y vistas al mar, el suyo es más bonito todavía y encima tuvieron suerte y les salió "supermegabaratoyolé". ¡Qué suerte tienen algunos!

El caso es que no lo soporto, me exaspera, o como dirían algunas me estalanta, porque los tres párrafos anteriores le han sucedido, ¡a la misma persona!

O lo mejor, o lo peor. No hay medias tintas.

Pero lo que directamente me pone de mala leche, es que metan en eso a sus hijos. Porque como todo el mundo sabe, el hijo del susodicho o la susodicha es el que peor duerme, o el que mejor come, o el que antes caminó, o el que más tarde dejó el pañal. Pero no de su entorno, no. Del mundo mundial y parte del extranjero.

Y oye, que no estás todo el día hablando de tus hijos, porque no te gusta dar la lata a la gente con el mismo tema, pero ojo no se te ocurra contar alguna anécdota graciosa, porque bufff, eso no es nada, el mío tararí tarará y tararurá.

Lo siento, no puedo, no lo tolero. ¿Me estaré haciendo mayor?

CABREADÍSIMA

Pues mire usted que el post que iba a escribir hoy se me acaba de joder, porque estoy cabreada. Cabreada como hace tiempo que no lo estaba, enfadada conmigo misma. Porque sí, porque tengo que dejar de mirarme el puñetero ombligo, tener el corazón un poco más noble, y dejar el egoísmo de un lado, porque hay ciertas cosas que no me puedo permitir, porque tengo que pensar más en los demás, porque lo primero es lo primero y además no hay discusión sobre el tema.

Así que estoy enfadada. Las prioridades están muy claras y hoy me las he pasado por el forro, y no me lo puedo permitir. Hoy he pasado uno de los cuartos de hora más estresantes de mi vida, tanto que cuando ha terminado las lágrimas de rabia no han salido porque se habían mudado a otro lugar.

Y además, para nada. Porque todo está claro, cristalino, no tiene visos de cambiar y además a estas alturas es imposible que lo haga. Y me siento gilipollas integral.

Así que o me tomo las cosas como me las debo de tomar engañando a ciertos órganos de mi gilicuerpo o lo mando todo a tomar por el culo pero esto no se puede volver a repetir.

Y no, no me perdono. No me da la gana.

martes, 2 de marzo de 2010

Las canciones de mi vida

Corría el año 1982, naranjito arrasaba y España decepcionaba, y mis primas, mi hermana y una servidora inventábamos coreografías en la cochera de la casa del pueblo. Tenía 8 añitos y la canción era Maquillaje de Mecano. Mecano estaría presente en gran parte de mi preadolescencia y adolescencia como cuando mi hermana y yo competíamos para ver cuál de las dos cantaba más deprisa Barco a Venus.

Poco a poco, fui creciendo y con 12 años hice mi primera y última incursión en la política activa. Fueron las primeras elecciones al consejo escolar y mi amiguísima (a la que no he vuelto a ver) de 6º de EGB y una servidora, le cambiamos la letra a Voy a mil de Olé Olé para hacer campaña. Prometimos incluso una piscina en el colegio. Yo, que fui la elegida, como buena política incumplí mis promesas así que no debí hacerlo del todo mal.

A los 14 apareció el "primer amor", no correspondido por supuesto y amenizado hasta el infinito y más allá por Eros Ramazzotti y su Ahora tú. Cada vez que sonaba, imaginaba que él se caía de la bicicleta y yo le ayudaba a curar sus heridas, XDD. Al menos pude bailarla una vez, con él.

Pasaron los años y llegó el instituto, y el novio. En un año nos plantamos y nos reconciliamos tres veces. Así que cada vez que sonaba Déjame de Los Secretos, nos la cantábamos mutuamente. Nos la seguimos cantando durante los 18 años que estuvimos juntos.

En el instituto conocí a Yoli. Éramos uña y carne, dormíamos juntas, estudiábamos juntas, hacíamos pirola juntas, tomábamos café juntas y escuchábamos a Sabina juntas. Sobre todo Y si amanece por fin.

Me marcó el grupo, me marcaron los domingos cantando, y riendo. Aún escucho las carcajadas de Esperanza cantando aquello de "Me desbordas, me desbordas, me desbordas". Una época de papas bravas, de tardes enteras en el bar, de fines de semana fuera de la ciudad y de canciones como Noches de Boda. Creo que nos aprendimos completa la improvisación de Chavela Vargas.

Un vídeo con tripa que iba creciendo y con una canción de fondo me hacían soltar las lagrimillas allá por el 2003. Serían las hormonas. Era Respiras y yo de Kesia. Claro..., era mi primer embarazo.

Y en abril de 2007 hice algo que jamás pensé que haría. Después de llevar escuchando a Sabina desde que prácticamente tenía uso de razón, D. Pancho, D. Jaime, D. Antonio, D. Pedro y D. José, llegan a mi ciudad para tocar sus canciones y que nosotros las cantemos. Entre la cirrosis y la sobredosis me marqué mi primera canción con ellos en una noche sabinera, por eso es especial. Era Caballo de Cartón.

En el año 2008, en Madrid, una canción indica el principio del fin. Una relación que se agota y Cenizas en el Aire de Ariel Rot.

(Ahora viene cuando me sobrepongo y sigo XDD)

Comidas de cabeza, idas y venidas, y mil canciones en medio. Una de las que más sonó fue Cómo te echo de menos de Alejandro Sanz.

Después de eso, una temporada extaña, algo pasota y nada sentimental me llevaba a escuchar a todas horas Enter Sandman de Metálica.

Desde entonces, muchas, quizás las recuerdo más porque son más recientes. Por ejemplo, después de años oyéndola ahora Eva tomando el sol, sólo me recuerda a una casa nueva, una lasaña y una de las cenas más especiales de todas las que he vivido últimamente.

Y como no, una que suena en mi móvil, pocas veces, eso sí, pero que me hace sonreir cuando lo hace. Es La revolución sexual de La casa azul.

Y hay muchísimas más. Muchas más canciones que me recuerdan a situaciones concretas. Otro día, pongo más. Si tenéis tiempo, escuchadlas. Como dijo Calamaro, la música es el territorio donde nada nos hace daño.

lunes, 1 de marzo de 2010

Si...

Si al menos mis palabras de cariño
tuvieran el poder que mi alma anhela
si pudieran borrarte de la testa
si el reset te dejara como a un niño

Si al menos mis abrazos y mis besos
te acariciaran con ternura el alma
si la piel por lo menos te erizaran
si en ellos encontraras el consuelo

Si la pasión que dictan mis entrañas
tuvieran la respuesta de tus dedos
si las estrellas vieras con un beso,

si la luz que me das se rebotara
si iluminara el fondo de tu sueño
podría cometer algún exceso.

viernes, 26 de febrero de 2010

Pensamientos de un viernes por la noche

- De las innumerables etiquetas que me cuelga el personal hay una que se debe acercar bastante a la realidad: extremista. Es cierto qeu además, soy capaz de lo mejor y de lo peor. Puedo irme del curro sin vender un clavel o sacar 1200 euros..., que ya son botellas.

- Menos mal que no soy rencorosa, porque últimamente estoy teniendo unas ideas que ni yo misma imaginaba. Y no estoy segura de que me guste. Eso sí, a todo cerdo NO le llega su S. Martín, ¿verdad S.?

- Hay una verdad universal que dice que el día que estás con la regla y vas sin depilar, ligas seguro. Yo me sé una parecida y la he vivido ya en varias ocasiones.

- Me encantan los primeros días de primavera aunque todavía no estemos en primavera. Sol, calorcito y aún sin atreverse a quitarse el abrigo. Además, me viene bien para recordar que tengo que adelgazar sí o sí.

- Me sigue tocando las narices que yo no sea la persona de mi familia que sabe ir a los sitios por el camino más corto, grrrrrr.

- No valgo para las rebajas. Ya está comprobado. Se me van los ojos a lo nuevo y no puedo hacer nada por reconducirlos.

- Flipo con que los jubilados se monten timbas de rabino en el Pans and Company de la Plaza Aragón un viernes a las 8 de la tarde. Se ha convertido en un Fast Food a la española.

- ¿Por qué los viernes por la noche que me quedo en casa estoy tan agotada y cuando salgo no? Misterios de la vida.

Voy a poner una canción, y ya es la segunda vez que la pongo en este blog:

miércoles, 24 de febrero de 2010

Recordándo-¿te?

Hoy he estado leyendo aquellas cartas que me enviaste y recordando las infinitas veces que me dijiste "te quiero". He rememorado los momentos en que decías que era maravillosa y cómo se te llenaba la boca cuando hablabas a los demás de mis virtudes. He recordado tu afán por hacerlo siempre todo conmigo, por estar a mi lado.

También he recordado tus abrazos. Esa forma que tienes de hacerlo tan maravillosa, esa fuerza que le ponías a cada uno de ellos, como si fuera la última vez que ibas a verme. La manera en que me mirabas y acariciabas mi cara dejando asomar una sonrisa a tus labios carnosos. He estado recordando como cada lugar era el mejor e incluso el único para que nuestros cuerpos se llenaran de pasión, de lujuria, de sudor.

Hoy te he estado recordando. He vuelto a vivir las reacciones que se producian en tu cuerpo al verme, tu virilidad salvaje.

Hoy he recordado tus detalles infinitos. Tu forma de despertarme cada mañana con un "Buenos días preciosa". Me hubieras regalado todos los regalos, me hubieras bajado la luna si hubieras podido. Hoy he recordado lo que significa que te quieran.

Hoy te he estado recordando. Tus besos, suaves, sensuales, perfectos. Tu forma de acariciar, tu interés al escuchar.

Hoy te he estado recordando y he pensado que es una lástima que Tú no seas una sola persona.

domingo, 21 de febrero de 2010

Buenrollitina

Fin de semana de buenrollitina. Y es que Seda me salvó dos veces con un "¿Dónde vas kinkona?". La primera el viernes, adelantando su viaje evitando así que aprovechara la noche para hacer locuras poco convenientes, y la segunda el sábado, negándose a usar mis llaves de casa ella sola, que para algo era yo la anfitriona y no hubiera estado bien hacerle ese feo.

Además, dosis elevadas de buenrollitina en el cuerpo otorgada mediante conversaciones divertidas, litros de coca-cola ligth, fotos de carcajadas que no me permite publicar, comida preparada aún antes de que yo dejara que Morfeo abrazara a otra y muchas cosas más.

Yo se lo pagué con besos. Muchos besos. Y es que me dio cariñosa. Siempre me da cariñosa. Como dice la bruja mayor, a una siempre le da de lo que es en realidad. A ella, le dio dolor de cabeza..., será la falta de costumbre.

Como plato fuerte Riki López. Divertido hasta decir basta. Volvimos a casa con 150 arrugas más y dolor en las mandíbulas de tanto reirnos. Un brindis por los 2 años con Aureliano de testigo, y una cena en el aire. Porque yo iré, pero ella vendrá conmigo. Y volveremos a brindar..., por los que nos odian.

Y hasta la próxima. Espero que sea pronto, y a ver si puedo devolverle todo lo que me da.

Gracias nena.

viernes, 19 de febrero de 2010

Hoy toca...

Vestirse con la mejor sonrisa.

Beber coca-cola ligth hasta la madrugada.

Darle la vuelta al mundo con palabras.

Olvidarse de los encantamientos.

Sacar los cubiertos de plata.

Y brindar por 2 años.

Hoy toca hacer la ruta. Y mañana también.


viernes, 12 de febrero de 2010

La venganza de Elena

Vivía sola, tenía cuarenta y tantos años y estaba harta del amor. Bueno, en realidad vivía con Valentín y de lo que estaba harta era de aguantarlo, pero a ojos de todos Elena vivía sola.

No entendía muy bien que la gente no lo viera, tan rubio, tan eternamente joven, tan guapo, tan ricitos, tan... malo. Era de esos hombres que saben fingir delante de los demás lo que no son, como esos asesinos desalmados a los que luego sus vecinos describen como unas bellísimas personas que nunca han tenido un problema con nadie y que saludan amablemente en el ascensor. Tan bien lo hacía, tanto fingía que todo el mundo lo llamaba San Valentín.

Ella tenía claro que no era así. Ella vivía con San Valentín - o al menos hablaba con él - y le parecía todo menos santo. El muy canalla se había pasado la vida desviando las flechas del amor que debían estar dirigidas a ella, y clavándole hasta lo más hondo las que no quería. Y encima se choteaba.

Se lo pasaba bien el tío. Cuando pasaban por la vida de Elena hombres interesantes, buenos partidos, simpáticos, amables y divertidos, Valentín disparaba al corazón de estos hombres pero no al de ella. ¿Tan difícil era hacer un quiebro y darle también a ella para que fueran felices, comieran perdices y tuvieran churumbeles ruidosos a los que intentar domar? Era su trabajo, lo había hecho en innumerables ocasiones. Historias de amor fantásticas que terminaban con el primer beso - nunca contaba nada más, no fuera a ser que la rutina rompiera el encanto y le obligara a reconocer un fracaso-. Lo hacía tantas veces... ¿Por qué había elegido a Elena para ser el bufón de la corte? No era justo.

Llevaba años maquinando, ideando estrategias para pillarle en un descuido. Para robarle las flechas que el custodiaba bajo siete llaves al principio y con reconocimiento de huella dactilar ahora, que la tecnología avanza y no es cuestión de desperdiciarla.

Y un día se le ocurrió. Le había visto hacerlo mil veces. Verter palabras de amor dulces en los oídos de los enamorados, colocar gafas invisibles en los ojos de ellas que impidieran ver los defectos físicos de los hombres a los que miraban, modificar las listas de reproducción de los bares de copas para que sonara la canción que haría que ambos se fundieran en un beso eterno de 40 segundos. Pensó que podría hacer lo mismo. Lo haría con él. Enamorar al santo.

No sería difícil. Llevaba años hablando con Valentín, reprochándole su falta de delicadeza con ella, escuchando sus burlas. Lo conocía perfectamente. Sabía sus gustos. Lo haría. Y cuando él estuviera a su merced, le robaría las flechas y las usaría a su antojo, haciendo y deshaciendo parejas por doquier y disfrutando del placer que supone ser portadora de sueños.

Lo hizo poco a poco. Disfrutó con cada avance. Sonrió cada vez que él se sonrojaba. Saboreó cada pequeña victoria y el 14 de Febrero decidió que estaba preparada.

Lo consiguió. Tuvo las flechas en su poder. Las acarició en su mano y cerró los ojos. Se clavó la primera y la segunda, fué a parar al corazón de su amado. A Valentín le pilló por sorpresa, no le dolió demasiado el pinchazo, pero comprendió que Elena, jamás podría amar a ningún hombre porque estaba enamorada de él. Estaba enamorada del amor.

jueves, 11 de febrero de 2010

En el caso de que...

En el caso de que de aquí al domingo se cruzara por delante de mí un apuesto caballero que se enamorara perdidamente de mí, y yo le correspondiera perdidamente también, me gustaría que:

1.- Me recogiera en mi casa el domingo por la mañana y me llevara a Buenos Aires a bailar un tango.

2.- Una vez bailado, querría que voláramos hasta París en un avión privado y degustáramos una comida en el Maxim's.

3.- Tomáramos el café en Venecia, en la plaza de S. Marcos y pudiéramos hacerlo en manga corta.

4.- Viajáramos a una playa paradisiaca para pasar la tarde haciendo snorkel y leyendo debajo de una palmera.

5.- Fuéramos a cenar a un restaurante de Texas en el cual hubiera un toro mecánico en el que yo me subiría después de ganar un concurso de camisetas mojadas.

6.- Pasármos la mitad de la noche en una Masía de Girona cantando canciones de Sabina y bebiendo cerveza y la otra mitad la disfrutáramos tumbados en frente a la cola de caballo de Ordesa viendo las estrellas

7.- Despertáramos en un hotel de cama king size y yacuzzy de pétalos de rosa.

Es una combinación, cualquier otra parecida o diametralmente opuesta me sirve igual.

domingo, 7 de febrero de 2010

Comienza la semana del amor

Comienza la semana del amor. El domingo es S. Valentín, esa fecha en la que parece que cupido por arte de magia aparece en los sueños de todos los que tiene pareja y les recuerda que una vez, al menos una vez en su vida, sintieron algo por la persona que tienen a su lado.

Este S. Valentín, es un poco cabrón. Y muy vago. El tío se tira todo el año sin hacer nada y en un día pretende hacerlo todo. Y así le va. Divorcios, desencuentros, crisis de pareja día sí, y día también. Pero él se consuela pensando que por un día, todo vuelve a ser rosa, los pajaritos cantan, las nubes se levantan y demás.

Por lo general todo el mundo reniega de esta celebración, argumentando que es una fiesta totalmente comercial y consumista y que el amor debe demostrarse a diario y bla bla bla. Sin embargo, lo cierto es que funciona. Intentas reservar una mesa para cenar el fin de semana más próximo al 14 de Febrero y es imposible, los escaparates están llenos de corazones rojos y las perfumerías y joyerías se llenan de gente.

Porque claro, en S. Valentín no vale regalar cualquier cosa. Hay que echar el resto. Hay que despertar a la pareja con el desayuno en la cama, hay que escribir tarjetas con poemas y frases cursis que apañen lo que no se ha hecho el resto del año. Y ¡hala!, a funcionar.

Sirva este post para decir que queda inagurada la semana del amor en este blog, y que pretendo quitarle el romanticismo a todo lo romántico. Si tengo tiempo y ganas o no, eso es otro cantar.

Os dejo una canción para abrir boca:

...

Fumaba. Estaba tumbada en el salón con un cigarrillo en la boca haciendo tiempo. Había escapado de él en el momento debido y él la había dejado escapar. Ahora estaba allí, desnuda, con la mente en blanco y mirando fijamente el reloj que hacía mucho tiempo que ya no marcaba las cinco y veinticinco.

¿Qué haría cuando lo apagara? Por una parte quería volver. A lo lejos escuchaba su respiración, cada vez más profunda, signo inequívoco de que él estaba cada vez más cerca de sus sueños que de la realidad, pero no sabía si soportaría su cercanía en la cama, su desnudez descarada rozándole sin querer hacerlo.

Apagó el cigarro perdiendo más tiempo que de costumbre y teniendo cuidado de hacerlo bien y permaneció un minuto más tumbada. Después, se levantó despacio, y se encaminó a la habitación lentamente, procurando no hacer ruido.

Metió las sábanas por debajo del colchón aún sabiendo que iban a volver a salirse, cómplices en una posible huída, dejando los pies libres y listos para salir corriendo, y se tumbó a su lado, dándole la espalda. Él dormía y ella intentó hacer lo mismo.

Cuando estaba a punto de conseguirlo, él puso una mano en su cintura, descendió hacia los muslos pasando por las caderas y cuando llegó a la rodilla, volvió a subir acariciando sus nalgas, y recorriendo todo el costado hasta aparcar a la altura del pecho.

Entonces ella se giró y lo miró. Dormía, sí, él dormía, y ella sonreía.

jueves, 4 de febrero de 2010

La llamada

Ringgg, ringgg, ringggg..., al sexto tono por fin, oigo al otro lado:

- ¿Si?

- Hola F.

- Noooooooooooo, noooooooooooo, noooooooooo (chillando)!!!!

- Jo, F. sueño con el día en el que al reconocer mi voz, contestes: ¡hola cariño!

- Jajajajaja. Es que me pillas en una fundición.

- ¿Pero tú no tenías una galería de arte?

- Sí, pero también hago las esculturas.

- Venga, que te llamo en otro momento, ¿vale corazón?

- Sí, sí, la semana que viene.

- Adióssss, un besicooo.

En ese momento, se vuelve M. y mirándome me pregunta:

-¿Qué tienes tú con ese tío?

- Nada mujer, me cae bien.

- Ya claro...

- Tiene una voz bonita

- Ya, ya.

- Y..., joder, que me ha dicho que estaba en una fundición y me lo he imaginado con el torso desnudo, sudoroso, manchado....

- Jajajaja.

- Jajajaja

Eso es lo que me pasa por trabajar sin calefacción..., pies fríos, corazón caliente.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Cuando tú no estás

Mi vecina del segundo
escandalizada está
qué bien lo paso contigo
cuando tú no estás.

No pongo la lavadora,
el reloj sólo me da
para disfrutar contigo
cuando tú no estás.

Conjugo verbos prohibidos
todos los que acaban en ar
qué bien que lo paso contigo
cuando tú no estás.

Duermo desnuda en tu cama
mientras oigo a Barry White
cómo disfruto contigo
cuando tú no estás.

Mis dedos son de pianista
mi ombligo parece un flan
si me divierto contigo
cuando tú no estás.

Si un día me pides cuentas
no te las pienso pagar
que me quiten lo bailado
cuando tú no estás.


domingo, 31 de enero de 2010

Sin ideas

Llevo unos días sin ideas. No sé de qué escribir. Bueno, no es exactamente eso, porque sí que escribo, pero luego no publico. Reviso, modifico, borro todo, vuelvo a empezar, y luego, no publico.

No publico porque no sé si es eso lo que quiero decir, no publico porque no quiero que se malinterprete, no publico porque estoy harta de ser la puñetera transparencia personificada. No publico por mil razones.

Yo, que estoy acostumbrada a escribir sobre mí, sobre lo que me pasa, sobre como me siento, sobre lo que quiero, me veo ahora incapaz de hacerlo voviéndome algo hermética.


Además, últimamente tengo las cosas muy claras. Las dudas se han disipado, la realidad se me ha presentado en varias ocasiones cristalina, y aunque eso por un lado mina la ilusión y le quita salsa a la vida, por otro lado, me produce tranquilidad, sosiego, paz, y la seguridad de que yo soy quién tiene la última palabra acerca de lo que quiero o de lo que no quiero.

Por eso no sé de qué escribir, porque este blog se alimenta de dudas, de ralladas mentales, de declaraciones de intenciones que luego no suelen servir para nada, y ahora, al menos en estos últimos días no hay nada de eso.

Me pregunto si algún día volveré a tener esa sensación de estar en la cuerda floja, de no saber qué va a pasar, de ilusionarme con cosas que sabes que no van a ninguna parte, de soñar despierta, de imaginar situaciones. Era mucho más divertido.

Mientras tanto, no me quedará otra que leer el periódico, ver programas basura, y escuchar música, a ver si de ahí saco algo de material.

Hasta que llegue el día (quizás mañana), este blog va a ser soso, soso. Así que toca tener paciencia, que seguro que las aguas vuelven a su cauce.

martes, 26 de enero de 2010

Dudas

Ayer, después de leer el blog de un viejo amigo, me entró un momento reflexión de estos que me entran a mí de vez en cuando.

Él, hablaba sobre la forma de vivir, sobre ver lo positivo de lo que te rodea y muchas otras cosas, y también se planteaba cuál es la mejor forma de caminar por la vida. Una, mirando hacia adelante. Metas, propósitos y demás. La otra, sin metas, mirando digamos alrededor, y disfrutando de lo que tienes en todo momento.

¿Cuál de ellas es la que yo quiero? Pues sinceramente, no lo sé. Las metas tienen el problema de que cuando están conseguidas ya te has olvidado de ellas. Quieres más, o incluso a veces, quieres volver a la situación anterior. Y lo de no fijarte objetivos, pues también tiene sus problemas, porque corres el riesgo de pensar que estás perdiendo el tiempo.

Por ejemplo, yo podría fijarme unas metas que fueran, tener un trabajo que no me haga hacer cuentas todos los meses, o conseguir cierta estabilidad emocional. Creo que son unas metas razonables.

Sin embargo, ¿qué pasará si las consigo? ¿Añoraré la flexibilidad de mi trabajo actual? ¿Añoraré la libertad de la que ahora disfruto?

Pero..., ¿si simplemente fluyo y disfruto del momento? ¿Qué pasará cuando se acaben las risas? ¿Y cuando ya no me queden fuerzas para intentar llegar a fin de mes? ¿Y cuando me sienta sola y demasiado mayor para querer estar con alguien o que alguien quiera estar conmigo?

No sé qué es lo mejor. Quizás ya va siendo hora de liberarme del inconformismo. O no. Realmente no lo sé.

sábado, 23 de enero de 2010

Creo que estoy dando un estirón

Sí. Creo que estoy dando un estirón y eso que no he tenido fiebre, que como todo el mundo sabe es cuando las niñas aprovechamos para dar los estirones. De repente, se te ha quedado pequeña la ropa y tu madre ni se ha dado cuenta, y tiene que descoser los bajos del pantalón y el doble de la falda para que se adapte a tu nueva talla.

Algo así debe estar pasándome y el caso es que no me he dado cuenta hasta hoy, y claro, eso de pasar de ser una niña a una mujer de 35 añazos, pues es cuando menos para pararse a digerirlo con calma.

Yo, sigo sitiéndome una niña, pero hoy me ha tocado compartir asiento en el metro con unos niños algo más jóvenes que yo (como unos 20 años más jóvenes), y sin sentirme mayor, me he sentido rara.

En este tiempo, he cambiado el calimotxo en botella de coca-cola de 2 litros, por el vino de reserva. El perrito caliente del timple por el bacalao al pil pil, las deportivas cómodas por los tacones que me convierten en una mujer de 1,70, los 40 principales por M80, y así, muchas cosas más.

Vamos, que no es que me haya hecho mayor, sino que me he vuelto más morruda, más comodona, más sibarita, más exquisita. Pero el espíritu, lo que es el espíritu, sigue siendo el de una cría, con ganas de jugar, de experimentar, de seguir aprendiendo y de soñar.

Debo estar haciéndolo bien.




Vídeo: Jorge Drexler - La edad del cielo

miércoles, 20 de enero de 2010

En esos días...


Sí, sí, chicas (los hombres podéis seguir leyendo, ehh), os hablo de esos días. Sí, los días en que todas las mujeres nos preguntamos a qué huelen las nubes y chorradas por el estilo. Aquellos días en los que cual gráciles gacelas, saltamos sobre la arena de la playa, nos bañamos en el mar, nos vamos de copas y tenemos una vida totalmente maravillosa. Los días de la regla.

Hay un chiste "masculino", que dice que no hay que fiarse de un animal que sangre durante 5 o 7 días al mes y no se muera, pero yo lo que no entiendo es cómo pueden fiarse de las mujeres durante la semana anterior a la menstruación.

Porque chicas, no nos engañemos. Hay algo peor que la regla y eso es el "síndrome pre-menstrual". Y yo creo que el problema es que no estamos lo suficiéntemente preparadas.

Desde que tuve mi primera regla a los 14 años, creo que ya ha pasado suficiente tiempo como para conocer mis síntomas tanto físicos como psíquicos. Sin embargo, he descubierto alguna cosa. Y es que esta semana, he tenido (aún tengo), un fortísimo dolor más o menos en el ovario derecho. Un dolor por otra parte extraño, por lo intenso y localizado, cuando normalmente es difuso y soportable. Así que me he puesto a investigar.

Entre los síntomas físicos se encuentran el dolor, la hinchazón, la retención de líquidos (llegando a tener de 1 kilo a 4 kilos más de peso por esta causa), la tensión en los pechos, el cansancio generalizado, dolores de espalda, trastornos de la piel (los típicos granitos y espinillas pre-regla), el estreñimiento y algunos más. Bueno, son de sobra conocidos.

Pero lo peor son los síntomas psíquicos: La lagrimilla fácil, la inseguridad, la falta de apetito sexual, etc.

Una vez identificado el origen de mi dolor, y por fin tranquila, me he puesto a analizar mis últimos "post premenstruales", y he decidido no volver a escribir cuando me falten unos días para que me venga la regla. Incomprensiblemente, es cuando más escribo, así que no sé si seré capaz de cumplirlo.

Eso sí, ahora, que después de tantos años, me he dado cuenta de que la semana anterior a la regla siempre tengo un día malo (y a veces más de uno), estaré preparada...., o eso creo.

lunes, 18 de enero de 2010

Radio-Man

Son las 4:30 de la madrugada, y el silencio se ha instalado en todos los rincones de mi habitación. Enciendo la radio y busco a lo largo del dial.

Lo encuentro al fin. Se trata de un hombre de mediana edad. Culto, sosegado, interesante.

En este programa no hay llamadas de los oyentes, no hay música, no hay cuñas publicitarias. En este programa sólo está su voz.

Su voz. Sensual, varonil, profunda. A veces con el tono de las dobles intenciones, otras con el sarcasmo en la punta de la lengua, a veces con la ternura emergiendo de su garganta, como la lava, ordenada en arroyos que van uniéndose hasta formar un todo. Cierro los ojos, y giro en la cama. Me estremezco. Me tapo también los hombros. Me protejo.

Filosofa y divaga. No se pierde en halagos gratuitos para ganarse el favor de la audiencia, sino que sólo expulsa por la boca sus pensamientos, sus alegrías e incluso sus miserias.

Son las 5 de la madrugada. El indicador del dial de mi memoria se difumina y mis ojos se van cerrando, mientras, casi en forma de susurros, muy cerca de mi oído, radio-man continúa haciéndome compañía.



Video: J. Sabina-69.G

viernes, 15 de enero de 2010

Javier Krahe

Dice J. Sabina que si España fuera como a él le gustaría que fuera, Krahe vendería 20 millones de discos, como lo hizo Brassems en Francia. Yo, opino que la verdadera esencia de Krahe se encuentra en sus conciertos.

Anoche tuve suerte, conseguí una de las 3 últimas entradas para verle en un garito enano, abarrotado, y con un escenario chiquitito. No importa. Mereció la pena. En directo es cuando se aprecia su fantástico sentido del humor, su inteligencia, su voz, todo.

En directo, no puedes dejar de sonreír, o de reír a carcajadas en muchas ocasiones, y por supuesto en directo, no puedes dejar de pensar. Krahe es mordaz, culto, y algo esclavo (a su pesar) de la rima.

Krahe ha conseguido hacer lo que quiere, cuando quiere y como quiere. En estos últimos dos o tres días he escuchado muchísimas veces la frase yo de mayor quiero ser como Krahe. Por algo será.

Además, anoche, tuve el enorme privilegio de poder charlar un poquito con él después del concierto.

La charla, su genial sentido del humor, la fantástica compañía, los insuperables mojitos y la escandalosa buena noticia de mitad de mañana, me hacen exclamar a la hora de la siesta: ¡Qué suerte tengo!

Os dejo una canción de las que sonaron anoche. Genial, como todas.


domingo, 10 de enero de 2010

¿Inmovilista o con personalidad?

Abrí este blog en Abril del 2007, es decir, que dentro de nada, cumplirá tres añitos (bueno, dentro de 4 meses). El blog ha ido cambiando de aspecto, y al principio, en mi perfil ponía un texto que escribí el primer día y que voy a copiar de nuevo:

Me gusta la música, leer y acostarme tarde, no me gustan las películas de miedo, las alcachofas ni los programas del corazón. Me gusta viajar, no me gusta tener el culo pegado a una silla mucho rato, me gusta dormir por la mañana, mis niños y que me regalen cosas, no me gusta mentir, vender ni tumbarme al sol en la playa. Me gusta pasear en buena compañía y sentarme a tomar una cerveza, no me gusta no tener de lo que hablar. Me gusta soñar y emocionarme, pero no me gusta que me lo noten. Me gusta Sabina, Cien Años de Soledad y que se ría la gente. No me gusta la muerte, la enfermedad ni Melendi. Hay millones de cosas que me gustan, pero una de ellas no es el telediario. Ya desnudé mi alma..., y yo con estos pelos.

Hoy, por casualidad, lo he vuelto a leer. Resulta que en mi perfil en myspace, al que hace siglos que no entro, puse exáctamente lo mismo, y como no lo había borrado, pues ahí seguía. Lo borré en su día porque había una cosa que no tenía sentido, ahora lo que he hecho ha sido cambiar un nombre propio por "la gente" y sigue siendo válido.

Y eso, es precisamente, lo que más me sorprende. En tres años, y después de miles de experiencias distintas, sigo siendo la misma, siguen sin gustame las alcachofas, no me gusta tumbarme al sol en la playa (pero sí a la sombra de una palmera), sigo siendo Sabinera y me aterran las películas de miedo, sigo intentando ocultar mis sentimientos aunque soy consciente de que no lo consigo, he leído dos veces más desde entonces Cien Años de Soledad y por supuesto continúo sin saber peinarme.

Yo no sé si es que soy muy conservadora o es que tengo ya mi personalidad y gustos formados y no hay forma de cambiarlos. O, ¿todos somos así? ¿Es posible que llegados a una determinada edad las personas cambien?

No lo sé, y posiblemente tampoco quiero saberlo, pero mi sorpresa al volver a leer aquello escrito hace casi 3 años ha sido mayúscula. Y he querido compartirla.

Una cancioncita para acompañar:

viernes, 8 de enero de 2010

De los productores de mi primer beso y mi primer orgasmo llega..., mi mejor beso

Tengo insonmio. Hoy he tenido un día de lo más ajetreado. Entre caminar, desmontar el árbol de navidad, el fregadero, ir al cole, volver al cole, comprar, etc., cuando a las 10:15 de la noche me he sentado en el sofá me he quedado dormida como un bebé. No me gusta que me pase eso, porque irremediablemente me despierto cuando llevo una hora en los brazos de Morfeo, y luego hasta que me vuelvo a dormir, pueden pasar horas. Y así estoy, aburrida, cansada, pero sin conseguir dormir.

Así que me he metido en el facebook a chafardear un poco y he entrado en una página con el sugerente nombre "Hay que besar más". Me pongo a leer lo que logro entender (que no es todo) y llego a un foro que pregunta cuál ha sido tu mejor beso. Las respuestas de la gente hablan muchas veces de besos muy deseados, o de besos en sitios extraños.

Pienso. La respuesta es complicada. Hay varios besos de esos que te guardas en la mesilla de noche, y abres el cajón de vez en cuando para recordarlos, e irremediablemente una sonrisa se te dibuja en la cara. Pero elegir uno es prácticamente imposible. Además, los besos que más recuerdas no tienen porqué ser los mejores.

Esto de los besos es algo compicado. Hay personas que gustan de los besos apasionados, con mucha lengua y mucho de todo, hay quién por el contrario los prefiere suaves, casi sin rozarse, y estoy convencida de que hay gente que no disfruta de los besos por miedo al contagio de alguna enfermedad.

Según el kamasutra hay 30 tipos de besos distintos. Yo, sólo distingo dos. Los que se acoplan a ti y fluyen (cosa difícil), y los que no se acoplan a ti. Independientemente de lo apasionados, suaves, cariñosos, o excitantes que puedan llegar a ser. Si encuentras uno de los primeros puedes llegar a tocar el cielo en 10 segundos, si no, pues no pasa nada, pueden ser igualmente placenteros y agradables pero no serán como los de Más Birras..., dulces..., como la miel.

miércoles, 6 de enero de 2010

Si es que tiene una que hacerlo todo...

Que nada, que se ve que los reyes tenían mucho trabajo o andaban un poco perezosos este año, porque ni me ha tocado la lotería, ni me han traído el novio que pedí. Eso sí, como deferencia personal por ser de las primeras en encribirles (como en los concursos en los que les toca un viaje a los 100 primeros), me han dejado una bonita nota en el buzón, que lo de subir tres pisos sin ascensor les parecía demasiado para la edad que tienen y bla, bla, bla.

Pues eso, que ni lotería ni novio, pero que lo del cuerpazo se puede arreglar si me lo curro. ¡Así yo también soy maga! En fin, que visto que lo tiene que hacer todo una, y aprovechando que mañana tengo que ver a Espe por otra reclamación a los reyes que nada tiene que ver con ésta, he decidido ir a buscarla al trabajo andando.

Según google maps, son 5 kilómetros justos desde mi casa hasta la puerta de su "oficina", y 5 de vuelta, así que toca sacar las zapatillas del armario y a caminar. Ya le he avisado de que iré con bolso y deportivas, y ya me ha contestado que ni se me ocurra ir sin tacones, que en su idioma quiere decir: por mí como si vienes en burka.

Tan en serio me he tomado los consejos de sus majestades que hoy me he saltado hasta el roscón. ¡Con lo que a mí me gusta la nata!

Ya se sabe. Propósitos de nuevo año y un poco de envidia de alguien que sabe perfectamente quién es. Veremos...

viernes, 1 de enero de 2010

Listado de cosas que ya me gustan del 2010

Los vestidos verdes
Las corbatas de Star Wars
Los besos y brindis
Las uvas peladas y sin pepitas
Las pipas de chocolate
Las frases de agradecimiento de una enana
El Marboré
El Anna de Codorniu
El maquillaje de Marta
El coche de papá
La superabuela
El Rock & Roll bien bailado
Mescalina mi amor
La cerveza
Vestirme de rojo
Las conversaciones absurdas
Y sin embargo
Las conversaciones no tan absurdas
Peces de Ciudad
Los coches aparcados en los que sentarse
Dormir
El café de mentira
Los saltos de esquí
Dar de comer a Natalia
Las vieras gratinadas
El paracetamol
Dormir la siesta con mi niño
Los trenes
La luna llena