viernes, 11 de mayo de 2012

El eccema de las niñas buenas

Parece ser que tengo dishidrosis. Después de leerme ocho mil o nueve mil páginas buscando en google, la más graciosa de todas fue una en la que se denominaba a esta enfermedad de la piel como el eccema de las niñas buenas.

¡Manda huevos! Resulta que ahora las niñas buenas tenemos que sufrir ampollitas en las manos y en los pies, que pican una barbaridad, y que de momento, y después de una semana de probatinas, no responden bien a ningún tratamiento. Al contrario, crecen, pican y se reproducen las muy cabronas.

Según san google (que en medicina tiene muy poca autoridad, dicho sea de paso), en un principio se creyó que esto tenía que ver con un problema de sudoración. No creo que sea mi caso, porque yo no sudo mucho ni cuando voy a correr, por la sencilla razón de que bebo poquísima agua (mal hecho, lo sé). Otros autores hablan de la posibilidad de una alergia al níquel (que me ha debido aparecer de repente, sin síntomas previos y en su forma más cabrona), y otros de que es una manifestación del estrés (mirusté, de eso sí que tengo).

La mamá de mateo, que es el blog donde leí lo de las chicas buenas, ha dado en el clavo, sea o no el estrés la causa de que mis manos estén así y tenga que estar constantemente rascándome con el borde de la mesa o con la pared, o con lo primero que me pille cerca.

El caso es que por si acaso, por sí fuera ésta la causa, además de las cremas de corticoides (me las estoy coleccionando, ya tengo adventán, elocon y diprogenta),  el antihistamínico de turno, y las cremas hidratantes a demanda, me estoy planteando tomar otro tipo de medidas urgentes para dejar de estar "hasta las tetas". A saber.

  • En la medida de lo posible intentar no coger el teléfono a personas cuyo único interés es tocarme las narices, y si lo cojo, olvidarme inmediatamente del tema en cuestión. A otra cosa mariposa.
  • Poner una capa de mantequilla al teléfono, para que me resbale lo que cualquier persona maleducada pueda decirme o no.
  • Dejar de poner a los demás delante de todas mis prioridades. Sí, te lo miro, te lo busco, te lo hago, pero ahora no puedo, cuando tenga tiempo. 
  • Me estoy planteando cobrar por las consultas y reparaciones de ordenadores que se apagan solos, no arrancan o hacen pitidos raros.
  • Quizá si dejo de preocuparme por el disponible de mi cuenta, se me ocurra alguna fórmula para aumentarlo.
Es una declaración de intenciones corta pero que pretendo llevar a la práctica. Hasta ahora, había algunas cosas que me tocaban las narices y me callaba, pero si me empieza a afectar a la salud, es hora de cortar por lo sano. Y me afecta, mis manos están hechas una mierda, me pican, al igual que los pies y todavía no puedo caminar sin cojear. Es hora de poner manos a la obra. Porque ser una chica buena no lleva a ninguna parte, porque estoy cansada de quejarme y no poner remedio y porque de vez en cuando es bueno sacar las uñas y dejar de reprimir la agresividad. Eso sí, primero, un poquito de corticoide.