Resulta que hace como dos años y un mes aproximadamente (que cosas tiene esto de las garantías de los equipos), me compré un portatil HP Pavilion 6000. No era el más barato del mercado. De hecho, elegí ese por varios extras que llevaba, como una conexión SPDIF que haría sonar mi música, películas y demás en 5.1 conectándolo a mi ex-home cinema, entre otras cosas.
Los problemas comenzaron bastante pronto. Pronto comenzó a emitir dos pitidos cortos y uno largo que hacían que windows no arrancase, pero no lo hacía siempre, así que esperé. Investigué un poco por internet, y descubrí que era un problema de fábrica y que me lo arreglarían gratis (estaba en garantía). Me cambiaron la placa base. De esto hace menos de un año.
Luego comenzó a no reconocer la tarjeta de red. Y a pesar de que el interruptor estaba on, la lucecita del wireless, seguía naranja en lugar de azul, y por supuesto no me reconocía ninguna red.
Pero lo mismo, pasaba de vez en cuando, muy de vez en cuando, el problema es que ahora pasa siempre que enciendes el ordenador. Menos cuando no pasa.
Me he puesto a investigar, y en todos los foros dicen que HP lo arregla cambiando la placa base. ¡Pero si me la cambiaron hace menos de un año!
Ayer por fin, encontré a un tío que contaba algo de que los portátiles de esta marca están mal diseñados. La disposición de las tarjetas en su interior, y el hecho de que sólo cuenten con un disipador de calor, hace que todo se recaliente y comiencen a fallar cosas. Solución, enfriarlo. ¿Cómo? Pues dejándolo descansar varios días o viviendo en una zona no muy cálida. Es decir, en Zaragoza, no.
He decidido comprarme un adaptador de estos usb, para no tener más problemas, pero anoche, dejé el portatil encendido para no perder la lucecita azul que me había costado tanto conseguir.
Esta mañana, a las 7, me he despertado, he salido al salón, y el maldito se había reiniciado, cosas de windows. Por supuesto la lucecita estaba naranja, así que me he dicho. A grandes problemas, grandes soluciones, y he hecho lo siguiente:
A las 8, lo he sacado, lo he encendido, y oye, manica de santo. Tecnologías a mí, ¡ja!.