Estoy a punto de terminar un puzzle de muchas piezas. Me resisto a pensar que ya es mío, que ya lo he conseguido, porque hasta el último minuto no sabré cual es el dibujo resultante.
De momento tiene un poco de todo, algunas luces y algunas sombras, y ya hace tiempo que he decidido no hacer balance acerca de qué es lo que predomina, porque este puzzle no significa nada por si sólo, sino que es parte de una completa colección que va llenando las paredes de mi casa y que puedo observar todos los días para descubrir quién soy.
Cuando los miro hay zonas en las que me cuesta fijar la vista porque me causan dolor, aunque es un dolor atenuado por el tiempo y la distancia. Otras zonas de los puzzles me provocan cierta nostalgia, otras me ayudan a aprender y todas, absolutamente todas son parte de mí.
No quiero analizar el puzzle que terminaré mañana (ojalá), es demasiado pronto para poder hacerlo, y además, está encolado pieza por pieza, no puedo cambiar nada.
Pronto comenzaré el siguiente. Lo haré despacio con mimo e intentando que quede bonito. Siempre lo intento y eso es lo único importante. Como quede al final será producto de mi creatividad en parte y en parte de la suerte. Pero ese es otro tema, de momento tengo que terminar en del 2012 y colgarlo con un bonito marco en las paredes de mi memoria.
Feliz 2013.