jueves, 6 de noviembre de 2014

A pesar de la luna

Es inmenso el vacío de palabras que se agolpan en mi cabeza. Tan inmenso que los dedos ya no vuelan por el teclado escribiendo solos sin apenas pensar. Ahora reflexiono, reposo, busco metáforas escondidas entre mis sentimientos pero de momento voy perdiendo en este estúpido juego de volver a escribir.

No tengo claro qué fue antes; no sé si el vacío me condujo al silencio o al revés, si fue el silencio el que hizo que dejara de saber hacer cosas que antes eran como un juego de niños para mí.

Salgo al balcón y busco la inspiración en la luna llena o casi llena que me contempla desde su privilegiada situación, pero sigo sin encontrarla. Necesito muchos ratos como este para que todo vuelva a ser como antes.

¿Añoranza? Es posible, aunque también es posible que esa etapa en la que desnudaba mi alma por estos lares haya pasado y no vuelva jamás, es posible que ya no lo necesite, que no me aporte nada, que no me llene o que no haya nadie esperando para leerlo.

Todo esto ha pasado por mi cabeza esta mañana durante 5 segundos, mientras en el móvil de mi compañero sonaba "Cerrado por derribo".  Muchas veces pensé en titular así mi última entrada y unas cuantas tuve el borrador con el título, sólo el título escrito y nada más, porque me resisto a eliminar esta parte de mí, este lugar al que siempre puedo volver cuando sienta que tengo algo que contar.

Me cuesta explicarme, expresar con palabras y sobre todo me cuesta cerrar la entrada de tal forma que quede redonda, que todo vuelva al principio, perfecto, brillante. Será porque tengo la cabeza llena de cotidianidad y vacía de palabras. A pesar de la luna.


jueves, 26 de junio de 2014




Tic-Tac, Tic-Tac

¿se acaba el tiempo para algunas cosas?

Tic-Tac, Tic-Tac

¡Vuelan las agujas del reloj!

Tic-Tac, Tic-Tac

Ti-Tac, Tic-Tac, Tic-Tac, Tic-Tac

miércoles, 22 de enero de 2014

Eres mi memoria



Hoy te he visto. No he pasado mucho rato contigo porque a veces se me hace difícil. Yo sólo quiero contarte cosas nuevas, pero la rutina y el cansancio hace que cada vez tenga menos cosas que compartir contigo.

Hoy, has hablado tú. Me has contado cosas del pasado, como si yo sufriera de amnesia y no recordara los hechos. Estás muy equivocado, sí que los recuerdo, lo que ocurre, es que a veces no los asocio a sentimientos y entonces, apareces tú y me lo cuentas con esas palabras tan apasionadas a veces, o tan tristes otras, tan ilusionadas y tan tergiversadas, tan amables y tan llenas de ira.

Me haces revivir esos momentos, que aunque fueron prácticamente ayer, parece que estuvieran en el fondo del pozo de la vida, allí donde no se acude en el día a día, allí donde no se viaja camino del trabajo, donde no se busca ya casi nunca.

Tú me hablas de sentimientos, no de razones, de verdades o de mentiras. Solo de sentimientos que es de lo que realmente trata la vida, porque todo, todo lo que nos sucede lo pasamos por el tamiz de las emociones y de las creencias.

Eres mi complemento irracional y quiero verte más a menudo, porque me ayuda estar contigo, me relaja que me cuentes lo que fui y contarte lo que soy, o lo que quiero ser.

Hoy te he visto, te he leído y hoy querido blog, por fin te escribo.

miércoles, 15 de enero de 2014

Relaciones tóxicas (Cómo salir de ellas)

¿Quién no ha tenido una relación tóxica alguna vez? Sí, de esas en las que tú lo quieres todo y él o ella sólo quieren pasarlo bien de vez en cuando, sin ningún compromiso y si se tercia.

Tú llamas por teléfono, intentas que os veáis, lo invitas a dormir en tu casa, a comer, a copas... Suspiras pensando en el día en el que te dirá que te quiere y todas esas cosas.

Pero no. No te llama nunca, y cuando lo llamas te dice que está liado, sin especificar el lío, sospechas que también ve a otras y de repente un día, cuando ya casi te has dado por vencida, te llama o lo ves en una fiesta y ¡vuelta a empezar!

Tus amigos te dicen que no lo llames más, que lo evites, que lo único que te hace es daño, que no quiere lo que quieres tú, y tú, te excusas diciendo que lo pasas muy bien con él y que para ti, sólo es un pasatiempo..., que estáis en el mismo punto. ¡Ja!

El día que decidas acabar con todo, tienes que elaborar una estrategia.

1.- Aunque sigues mirando el teléfono a ver si te llega algún whatsapp y revisando su última conexión, no le mandes ningún mensaje. Eso sólo aumentaría tu ansiedad.

2.- Si hace falta borra tu cuenta de Facebook para dejar de mirar su perfil.  No vale entrar con la de una amiga ni hacerse perfiles falsos

3.- Evita los lugares por donde iba y nunca, nunca, nunca, te pongas en contacto con él.

4.- Céntrate en tus cosas, practica algún deporte, o aprende a tocar el clavicordio aunque lo eches mucho de menos.

5.- Si te llama, no le cojas el teléfono. Es más, borra su teléfono de tu agenda del móvil y si es posible de tu memoria.

6.- Si una noche de fiesta, el alcohol te nubla la vista y quieres contactar con él, dile a tus amigos que no te dejen.

7.- Invierte el dinero que gastabas en ir al cine a ver películas aburridísimas con él para ver si luego surgía algo en un bonito vestido.

8.- Dicen que la mancha de mora, con otra verde se quita. Si le buscas un sustituto, procura no engancharte a él.

Bien, si sigues todos estos consejos, en 2 o 3 meses te darás cuenta de que era un gilipollas que no merecía tus atenciones y no querrás saber más de él. Lo pasarás mal pero lo conseguirás.

Si crees que ya has hecho todo esto alguna vez, o crees que puedes hacerlo, entonces, ya estás preparado para dejar de fumar.

¡Mucha suerte!

lunes, 13 de enero de 2014

Las 20 cosas que me gustaron del sábado

Las croquetas.
Las sonrisas.
Las gafas que ya no existen.
Los juegos en los que ya no se bebe tanto.
Las migas aragonesas.
Los "no me acuerdo de ti, lo juro".
La cerveza previa sin poder hincar el diente.
¿Sólo las chicas nos sabemos la de Gonzalo?
Las de rítmica que no recuerdo.
Los nadadores a los que sí.
Qué sí, que sí, que se podía fumar en clase.
La tortilla de patatas.
Del Toro, Carrasco y Caponata.
Los "tenemos que repetirlo".
Las jotas.
Los que parece que "descumplen" años.
Las canciones del Delorean.
Las ganas de participar.
Las vueltas que da la vida.
El que pareciera que no había pasado tanto tiempo.



jueves, 9 de enero de 2014

Eva tomando el sol

Niebla. Son las 11:30 de la mañana y conduzco atenta al coche que llevo delante. En un segundo de tranquilidad que me proporciona la luz roja de un semáforo, llevo mi mano al hueco de la puerta (nunca he sabido cómo se llama), en el que almaceno algunos CD's viejos. Cojo uno al azar, sin mirar siquiera, ya que en ese momento la luz verde me obliga a meter primera y a pisar el acelerador. Lo enchufo al reproductor de forma automática entre la segunda y tercera velocidad y de pronto comienzan a sonar unos acordes conocidos.

La piel se me eriza con las primeras notas de Eva tomando el sol, y un mar de sensaciones me recorre al revivir tantos recuerdos y tan diferentes en una sola canción. Es un CD viejo, de esos que se compraban cuando ya no podías poner cintas de casete en el coche porque los aparatos de los coches ya no los reproducían. Ya no compro CD's, para grabar. Éste, lo tenía en cinta y está escrito en él: "Joaquín Sabina - El hombre del traje gris", con un rotulador especial indeleble con la letra de una persona que estuvo muchos años presente en mi vida. Un día, cogió todas mis cintas viejas de Sabina y las sustituyó por esos CD's grabados que aún conservo. No los pasó de la cinta al CD, los grabó directamente de los vinilos de una amiga. Mientras escucho la canción, noto como el polvo el la aguja del disco se escucha también y me acuerdo de ella. Nos vemos demasiado poco ahora, y le debo un café y muchas disculpas.

Vuelvo a la canción y vuelvo a mis inicios con Sabina, y recuerdo a aquella amiga, que no estará este sábado en la reunión porque no he podido contactar con ella. Éramos inseparables, estudiábamos juntas, aprendimos a amar la música de Sabina juntas y ahora no podemos ni localizarnos. Sonrío, con el recuerdo de los años adolescentes, esos que no sabemos valorar cuando los tenemos y añoramos cuando ha pasado el tiempo.

Sabina sigue cantando, y recuerdo también las veces que he escuchado esos acordes junto a otra voz, en mil conciertos pequeñitos de la banda del flaco. Vienen a mí las imágenes de la primera vez, el ridículo que hice cuando les dije: "no os muráis nunca" y añoro aquellos días en los que montamos "Una copa con..." entre risas, cervezas y canciones cantadas de madrugada.

Y de nuevo el escalofrío recordando momentos únicos e irrepetibles cuando todo era nuevo y la ilusión, la incertidumbre y la novedad, no lograron tener banda sonora porque el CD todavía no estaba desembalado. Ahora queda el miedo a perder nada en concreto, que es lo mismo que perderlo todo.

Es Eva tomando el sol hoy, un día de niebla cerrada a las 11:30 de la mañana, pero podría ser cualquier otra canción, porque la música tiene el poder de transportarnos a otros lugares, de hacernos recordar más que cualquier otra cosa, de animarnos cuando estamos mal, de alegrarnos una noche aburrida.

Es Eva tomando el sol. Es la música.

Si no fuera por la música...