jueves, 31 de diciembre de 2009

martes, 29 de diciembre de 2009

Resumiendo


Se nos va, se nos va el 2009 y otra vez a escuchar las típicas frases de "qué rápido ha pasado", y todo eso. Un añito que me ha dado de todo, porque vamos, más cosas no me han podido pasar. Ahí voy con mi típico resúmen:

Enero comienza de la mejor manera. Y una caminata larguísima. El resto del mes..., poca cosa.

Febrero pasa sin pena ni gloria. Creo que he borrado ese mes de mi mente. Sólo recuerdo una noche sabinera en Madrid. Febrero siempre es un mes "tonto".

En Marzo recibo una llamada a las 9 y media de la mañana. Vuelven los fantasmas que creía que estaban enterrados. Vuelves. ¿Por qué?

Abril es un mes aciago, presiones muy fuertes, lágrimas a diario, facturas por pagar. No sé dónde meterme. Pongo el piso a la venta.

Firma en Mayo. Comer judías verdes de pie, deshacerme de recuerdos. Tirar cosas a la basura y guardar sólo lo que merece la pena. No me haces sentir bien, aunque tú no tengas la culpa.

Vuelvo a casa en Junio. Vuelvo a dormir mis horas. Sé vivir sin internet. La Traviata. Estoy sóla, y estoy bien. 35 años.

En Julio me convierto en serpiente encantada por un mes. Dos sombreros en mi nuevo hogar.

Agosto y Tamadaba. Relaciones imposibles. ¿Por qué tengo que ser tan impulsiva? Contradicciones. Calatayud. Artouste.

Vuelta a la normalidad en Septiembre. ¿Puede que el último? ¡Venga ya!

De oca a oca y tiro porque me toca. Eso es Octubre. Cita a ciegas, cita viendo perfectamente. ¿Qué es lo que quieres Ana? Ni siquiera lo sabes.

Viene Sabina en Noviembre. Comienzan poco a poco las comeduras de coco. Voy al cine, salgo a correr, voy de compras, de cena, de fiesta. No paro en casa y aún así, tengo tiempo de pensar.

Ojalá duren los buenos pensamientos y propósitos de Diciembre, porque me he prometido a mi misma que jamás volveré a pasar por lo mismo.

¡FELIZ 2010!
Este es el primer resúmen, quizás haga otro)

domingo, 27 de diciembre de 2009

Olé, olé y olé

Hoy ha sido un gran día.

Desde que comenzó mi propósito de mirarme el ombligo, no había tenido un día tan completo como hoy.

Comenzó a las 9 y media de la mañana sacudiéndome la pereza, para rebajar los excesos de la Nochebuena y la Navidad. A pesar de que las condiciones meteorológicas estaban en mi contra (llovía), he sabido esperar a que la lluvia se convirtiera en llovizna y he corrido 4 canciones de Sabina seguidas. A saber, "Ahora que", "19 días y 500 noches", "Nos sobran los motivos" y "Balada de Tolito". 15 minutillos justos. El próximo día serán 5.

Corte de pelo a mediodía (que ya hacía falta) y unos botines negros de tacón monísimos a los que tengo que dar una puntada porque sencillamente, se desmontan (la vida no está exenta de problemas).

Luego, cafecito en casa con amigos de los buenos, y cena en buena compañía en un bar en el que hacen unos huevos rotos con foi estupendísimos, y del que me van a hacer clienta VIP, porque ya he ido tres veces esta semana (mis niveles de colesterol no sé qué opinarán del tema).

Luego, bailes, risas y el momento clave. Decir que NO. Y decir que NO, porque no me apetece, a pesar de que la costumbre y la tentación estaban en mi contra. Pero he decidido que sólo diré que sí cuando realmente quiera decirlo. Y oye, lo agusto que se queda una. No pasa nada. No se hunde el mundo. Tus amigos no te odian y además, consigues estar en casa a una hora decente (ahora el reloj marca las 3:52 AM).

Así que a dormir, mañana el premio (porque yo lo valgo). Lo mismo me voy al cine..., aunque sea sola.

martes, 22 de diciembre de 2009

Mujeres y vino

Decía Steve Wonder que si bebes, no puedes conducir, y una que es muy mandada, pues si bebe no conduce, que luego se te estrechan las calles, y te puedes pegar una leche, y si todo eso no pasa, como mal menor te pillan en un control de alcoholemia y ya te has gastado el sueldo en un minuto.

Pero es que hoy me ha pillado de sorpresa. Así que me he concentrado en la carretera, en la música del Boss y en el maldito prado verde de Espe que ya me empieza a aburrir y pienso cambiar por un mar azúl.

La culpa ha sido del vino, y de los ibéricos, y de la rubia por supuesto. -Mavi, que no abras otra botella, que luego tengo que conducir... - Coño, Ana, no nos vamos a comer el jamón a palo seco. Pues también es verdad, que luego se hace bola y te pesa el estómago. Así que entre trozo y trozo de jamón y salchichón, han caído dos botellas de Pirineos Merlot-Cabernet, en algo más de tres horas y venticinco mil risas. Risas de las buenas, de las de verdad, de esas que no puedes evitar, pero es que ella es así..., la única persona capaz de tener "lipotermia" en el mundo.

Y toda eso ha sido después de la fiebre consumista en Ikea. 20 albóndigas han caído, entre dos (y qué dos...), y luego ¡a comprar! Bueno, en realidad sólo íbamos a mirar pero... - Espe, ¿y para qué narices quiero yo un Wok?, - Pues tú sabrás, -Pero es que..., cuesta un euro y medio, -Ahh, pues entonces sí, mujer, que ya haremos lo que sea.

Y venga wok, y venga velas, y venga pilas y venga, y venga. Y el prado verde, y el mar azúl...

Y entre risa y risa, y entre wok y wok, siempre la misma canción. No pienses Ana, disfruta y no pienses, y menos aún en lo que dirán.

Pues en ello estamos.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Reprogramándome

Hoy ha comenzado mi nuevo proceso de reprogramación. Creo que debe ser el quinto o el sexto de este año. No es que los anteriores hayan fracasado, es, simplemente, que en cada paso voy aprendiendo un poco más.

Últimamente he tenido comportamientos de "loquica", debe ser por eso que mi mote en el trabajo ha llegado a ser "Bipolar", y después de tener comportamientos de loca me he sentido fatal por no haber sabido controlarme. Está bien, me perdono.

No quiere decir que no asuma la responsabilidad sobre mis actos, lo hago, no obstante, ayer no fallé del todo al hablar del "Cuento de la princesa". ¿Quién tiene la culpa? - me preguntaste - ¿El loco, el barquero, el rey, el amante labriego? - La culpa, todos o ninguno, pero sí, la responsabilidad es única y exclusivamente de la princesa.

Pero aún y así, me perdono. Es que hoy estoy tremendamente generosa conmigo misma.

Una de los puntos esenciales de mi reprogramación será el saber decir que no, renunciar a cosas que no me convienen porque me hacen daño a largo plazo, a pesar de que de momento me hagan sentir bien. Es como el tabaco, en el momento de fumar todo es placentero, perdonas su mal sabor porque te llena el vacío de nicotina, crees que te aporta seguridad y que calma los nervios (todo mentira, no haces más que ensalzar sus nulas virtudes), pero a la larga, te provoca enfermedades y la muerte. Es también como un hombre que se deja querer pero no te quiere, su compañía es placentera, te sientes como una quinceañera, alabas su forma de ser, las mil cosas que tenéis en común etc. Sí nena, pero no te quiere, y a la larga vas a terminar sufriendo. Es como un polvo de una noche, maravilloso en el momento, pero que puede llegar a avergonzarte a largo plazo. Así que, muchas veces es mejor renunciar a tiempo a algo que aunque momentaneamente te proporcione placer, luego te hace daño.

Otro de los puntos es perdonarme. Como dice mi amigo Jose, a veces da la sensación de que soy la responsable de todos los males de la humanidad, y no, soy responsable de mis actos, sí, pero no de los de los demás. Que cada palo aguante su vela.

Y tercero. Quererme con mis locuras, con mis idas de olla, con mis complicaciones, con mi cuerpo, incluida mi barriga post-parto y con todas mis imperfecciones, porque son una muestra de que soy un ser único, de que estoy viva y me pasan cosas. El que quiera conocerme tiene abiertas las puertas y puede quedarse si le gusta lo que ve, lo que hay, lo que soy.

No va a ser fácil, pero creo que ayer ya lloré todo lo que tenía que llorar. Toda la tarde esperando una llamada que no se produjo, y que ya no sé si quiero que se produzca. Ahora sólo queda, recomponer el puzzle y colgarlo en un lugar privilegiado de mi casa. Seguro que Eva, Jose y Espe (of course) tienen a bien ayudarme son sus mil piezas. Seguro.

¡He dicho!

domingo, 20 de diciembre de 2009

Una piedra en el camino

Debo tener algo contra mí misma que no consigo descubrir, porque cada vez que las cosas me van medianamente bien, planto una piedra en el camino para tropezarme y caerme de bruces. No una piedrecita con la que a pesar del traspiés me mantenga todavía en la vertical, sino una de las gordas, que de con mi nariz contra el suelo, me la rompa por cuatro sitios distintos, me salte dos dientes, y me deje en cama para un mes mínimo.

Estoy cabreada. Cabreada porque no sé por qué lo hago. No sé qué narices tengo tan grave contra mí, que no me puedo perdonar. Y hasta que no lo sepa, seguiré poniendome pedruscos en el camino y con la boca ensangrentada.

Es una pena. Amarse, quererse a si mismo, es lo que deberíamos hacer todos, y sin embargo yo, por alguna razón, no termino de conseguirlo.

A veces soy mi peor enemigo. Y quiero dejar de serlo. Y es ésto, y no otra cosa, lo que más me duele de toda la situación.

Será propósito para el nuevo año.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Tengo frío

Lo sé, todos los años digo lo mismo. El año pasado un poco antes que éste, pero lo dije igual. Estoy idiota, y debe ser porque tengo frío.

El frío me pone de mala leche, resalta mi fragilidad, aumenta mi inseguridad y me pone triste.

Me molesta la ropa de invierno, odio los leotardos, no soporto los cuellos altos (me agobio), y son incapaz de llevar una manga encima de otra, así que me abrigo poco y aún tengo más frío.

Hoy, que siento que se acerca el solsticio de invierno (el 21/12/2009 a las 17:48, para ser más exactos), he visto el primer copo de nieve, y me he puesto un poco nostálgica.

Vienen recuerdos del fantástico verano que he pasado, de las horas muertas a la sombra de los pinos de Tamadaba leyendo a Ángela Becerra en agosto, de los baños de sol en Sitges, con los que mi cuerpo recargaba las pilas en septiembre, de las cervezas con limón durante horas, de terracita en terracita en julio, y de las risas bajo los chorros de la estación durante todo el verano.

Y así, con esta tonta nostalgia que me perseguirá unos días, hago esfuerzos para reprimir las lágrimas con la historia de un niño gallego, me acuerdo de que mañana hará dos años sin saber por qué aún me acuerdo, y todo lo que ocurre a mi alrededor me parece una amenaza para mi estabilidad.

Pero, como diría Rafa Pons, no pasa nada, mañana se me quita, y antes de que me de cuenta el día volverá a ser más largo, los almendros volverán a enseñarnos su flor y se pasará de una vez por todas, la maldita nochevieja.

Y yo, volveré a tener, todo lo que echo de menos cuando aprieta el frío.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Tozuda

La culpa no es mía, es de mi madre que fue la que eligió Zaragoza para que yo naciera. Y así he salido. Tozuda, cabezota.

Hay un chiste que dice que para que un aragonés meta 4 elefantes en un seiscientos sólo hay que decirle que no caben, y ya va siendo hora de que sepáis la verdad. Me costó, pero al último lo metí cortándole las uñas.

Y así, yo, en mi cabezonería, sigo empeñada en tirar de un hilo cuyo ovillo no termina nunca, sigo intentando vaciar el mar con un cubo, o peor aún, a cucharachas, sin darme cuenta que la sombra de la decepción me acecha y que llegará un día en el que caerá sobre mí inexorablemente.

Tengo, entonces, dos opciones. Una: dejar de tirar del hilo y dejar de achicar agua, y dos: construir una muralla de roca firme y vallas electrificadas con salientes puntiagudos, para proteger a mi persona y en concreto a una parte de ella, de la caída al vacío sin red.

Consultaré con mi almohada, con Marquitos y con cualquiera que aparezca en mis sueños, y después decidiré.

Por si acaso... ¿alguien sabe dónde venden arena y cemento?

viernes, 11 de diciembre de 2009

Economía doméstica

(O cómo hacer que una botella de aceite de oliva cueste 37,15)

No, no es que los precios se hayan subido a las nubes de repente. Afortunadamente las botellas de aceite del supermercado siguen costando más o menos lo mismo que antes y los comerciantes no se han vuelto locos viendo que los indicadores económicos publicados hoy en la prensa, sin ser optimistas son un poco menos pesimistas.

Es simplemente un poco de economía doméstica de 1º de ama de casa.

La culpa ha sido de la niebla. En Zaragoza, en invierno (cuando realmente llega el invierno independientemente de que sea aún otoño), hay dos fenómenos meteorológicos básicos. Uno es el cierzo y otro la niebla. Esa niebla espesa que no levanta en todo el día y que hace que a las 3 de la tarde tengas que conducir con las luces de carretera.

Pues bien, hoy nos hemos levantado con ésa niebla y nos acostaremos con la misma. No se ha movido ni para ir a hacer pis, a pesar de que algunos la llaman meona. Claro, con estas condiciones atmosféricas lo de ir al parque después del cole a comerse el bocata de nocilla y jugar un rato es de locos.

Así que a la salida del cole ha habido follón. La peque quería ir al parque y yo quería ir a comprar. Una botella de aceite para ser más exactos, que llevo viviendo del aceite de mi vecina desde el lunes pasado y no es cuestión. Que los tiempos están como mucho para pedir algo de azúcar, sal o harina, pero no se puede ir por la vida pidiendo que te llenen un tupper de aceite de oliva virgen extra.

El caso es que ante el follón hemos cambiado el tandem parque-Día%, por el tandem Ludoteca-Carrefour.

La ludoteca del Carrefour es un invento maravilloso. Los niños se divierten, pintan, se disfrazan y juegan mientras tú compras tranquilamente sin tener que ir vaciando el carro cada dos pasos a causa de todo lo que ellos han metido dentro. Y además es gratis.

Así que ni corta ni perezosa, he dejado a los niños jugando y me he encaminado hacia el supermercado a comprar mi botella, sin tomar las precauciones necesarias, que son fundamentalmente atarse las manos y cerrar los ojos hasta llegar a ella.

Iba yo camino de la botella (la han colocado al final los muy cabritos), cuando me he tropezado sin querer con el estante de los turrones. A mí no me gusta el turrón. Bueno, sólo me gustan el blando, el duro, el de yema y el de nata y nueces. ¡Ah!, y el de chocolate. Bueno, una tableta del de chocolate que ya estamos casi en navidad y los niños aún no lo han probado.

He seguido andando, y pensando en el disco de música clásica que lleva D. tres días pidiéndome. Seguro que hay alguno baratillo, de unos 8 euros. Ahora subiré. Pero..., no puedo comprarle el disco a D. y no llevarle nada a L., he pensado al mismo tiempo que pasaba por delante de un maletín de brillos de labios infantiles con sabor a cereza que harían las delicias de mi pequeña ratita presumida. Total, son 5 euros.

Contando la caja de leche que había cogido un minuto antes, por si las moscas, ya llevaba 3 productos en la mano y aún no había llegado al aceite. Corriendo, he alargado mi gacheto-mano hasta el Hojiblanca de oferta a 2'99 y he subido las escaleras hacia la estantería de los discos sin mirar atrás.

La estantería de los discos. Esa gran olvidada. Cada vez ocupa menos espacio en las grandes superficies y cada vez está más escondida, con lo que hay que pasar por muchos sitios antes de llegar a ella. Entre ellos la zona de papelería en la que aprovecho para coger unos lápices, pegamento de barra y unas pinturas de cera que le hacen falta a D. que tiene todo el material escolar (el que no ha perdido), hecho una porquería; y la zona de los libros, en la que mi mano derecha (la izquierda está atiborrada de productos), adquiere vida propia hasta alcanzar el Ensayo sobre la ceguera de Saramago, que aún no lo he leído y ya va siendo hora.

Al final, mi botella de aceite se ha convertido en sí misma más una caja de leche, una tableta de turrón, tres lapiceros, unas pinturas, un estuche de maquillaje infantil, dos pegamentos de barra, un disco de clásicos para piano y un libro. ¡Ah!, y un botellín de agua.

Total: 37,15

Esto es la economía doméstica y lo demás tonterías.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Limpieza General

Otra vez a cambiar el brillo de labios por el delantal
a bajar de la nube en caída libre
a intentar suavizar el golpe
agarrándome fuerte a las cuerdas en las que tiendo la ropa.

Las gotas que recorren mis brazos
parecen lágrimas que enjugo con el paño de cocina.
La realidad se presenta ante mis ojos
sin dejar lugar a las dudas,
como la suma que corrijo.
Fácil, infantil, segura.

Cuando los latidos disminuyen
sólo hay que hacer café
pasar la lengua por los labios
y barrer los pedazos.

Al fin y al cabo
todo se regenera.
Y en Mercadona,
siguen vendiendo bayetas,
escobas,
desengrasantes,
y plumeros
con los que limpiarlo todo
y empezar de nuevo.

martes, 8 de diciembre de 2009

Amores eternos (que duran lo que dura un corto invierno)

No hay mal que 100 años dure, dice el refrán, y además, yo me he vuelto una incrédula. Si hace un año me hubieran preguntado si creía en el amor (en el amor romántico me refiero), habría respondido que sí, que por supuesto. Habría explicado que no sólo creía en el amor, también en que una persona era tu media naranja, el hombre (o la mujer) de tu vida, y que cuando la encontrabas era imposible volver a conocer a alguien que te hiciera sentir algo parecido. Ahora, sencillamente, es que opino que antes creía muchas chorradas.

Esto, como casi todo, tiene un doble efecto: uno positivo y otro negativo, como una ecuación de segundo grado de las que aprendíamos en el instituto.

El negativo, es la falta de ilusión. Si crees que el amor de pareja (y no hablemos ya del eterno), no existe, y que al final de lo que te enamoras es de un sentimiento, de un ideal, de un estilo de vida, etc., es fácil no ilusionarte con nada, y eso, es un poco triste, porque pierdes algo del niño que llevas dentro a cada paso.

El positivo, es que es muy difícil que te hagan daño. Si sabes que cualquier relación tiene fecha de caducidad, seguramente la vivirás con menos traumas y aprovechando cada momento disponible al máximo, y cuando termine, te sentirás menos triste porque, a pesar de todo, ha merecido la pena (salvando casos extemos).

Por eso, y por muchas otras razones, hoy he conseguido lo que parecía imposible. Renunciar a algo que me gusta, ser sincera conmigo misma y hacerlo con una sonrisa. Porque no pasa nada, porque no es eterno, porque todo termina, porque no es para siempre.

jueves, 3 de diciembre de 2009

A SSMM

Queridos y amadísimos Reyes Magos de Oriente:

Ya, ya sé que es muy pronto. Ya sé que todavía falta un mes y un par de días para que lleguéis con vuestros camellos repletos de regalos, pero es que, todos los años me pasa lo mismo. Espero hasta el último momento y luego todo lo que quiero sale en los catálogos pero no está disponible. Así que este año he decidido que no me pille el toro y os escribo ya la carta para ser de las primeras en elegir y no llevarme sorpresas desagradables el día 6 de Enero.

Sólo pediré 3 cosas porque sé que tenéis que atender las peticiones de todo el mundo y no quiero abusar.

Lo primero que me gustaría que me trajerais es esto:


No, no, que no me ha cambiado mi orientación sexual. No quiero a Patricia Conde. Sólo su cuerpo. Y ella que se quede el mío. ¿Por qué Patricia y no otra? Tengo mis razones. No necesito otra cara, ni otra nariz, ni otro pelo, ni otro cerebro. Sólo su cuerpo.

Y dentro del mismo regalo un kit de lavado de cerebro para olvidar que llevo tantísimos años fumando.

Así que el primer regalo es salud. Adiós al sobrepeso y al tabaco, dos de los factores más importantes a la hora de enfermar.

Lo segundo que quiero pedir es esto:
No tiene que ser en forma de árbol, ni tiene que ser tanto que no lo pueda gastar en mi vida, sólo el suficiente para vivir tranquila, para no tener que depender de nadie y para que mis hijos no tengan que depender de nadie. Tampoco es necesario que caiga del cielo a mis manos, no me importa trabajar duro para que el regalo sea entregado.

Es decir, el segundo regalo: Dinero.

Y por último quiero un novio (no pongo foto). Que me dure un año, no quiero que sea para toda la vida. Que sea alto, guapo, con pelo, con dinero, que me quiera muchísimo y que esté pendiente de mí, pero que no sea cursi ni me robe mi espacio. Que sea divertido, que pueda hacer muchas cosas con él, que siempre esté de buen humor y que si tiene algún momento malo no me haga sentirme culpable. Que se pueda devolver si no es el ideal y me den otro de similares características. Que tenga desactivada la opción: "dejar a Ana por otra", y activada la opción: "si Ana me deja, mantendré siempre una relación cordial con ella". Que haga el amor de escándalo, que le guste reirse, salir a cenar, ir al cine, al teatro, a conciertos, viajar, etc.

Este año quiero un novio, pero no para siempre.

Es decir lo tercero: Amor.

Y esto es todo queridos Reyes Magos. No puede ser tan difícil. Ya lo pedían Cristina y Los Stop en su día:



P.D.: Juro que el año que viene pediré por la paz mundial. Palabrita del niño Jesús.