viernes, 18 de julio de 2008

Por mi miedo a perder...

Miedo, miedo, miedo, miedo. Los miedos no sirven para nada. Nos limitan, no nos dejan pensar con claridad, nos atenazan, nos atan. Pero ¿cómo desprenderse del miedo?

Yo creo que cuantas más ataduras tenemos, pareja, amigos, estatus social, trabajo, más miedos tenemos, porque yo no creo en que existan muchos tipos de miedos, sino que todos se resumen en uno, el miedo por excelencia. El miedo a perder.

Muchísimas personas se conforman con un trabajo mal pagado y que no les satisface en absoluto, porque tienen miedo a perder. No tienen miedo a la novedad, no tienen miedo al cambio, sino miedo a perder lo que tenían. Seguramente, si les dejaran probar en el nuevo trabajo hasta tener la seguridad de que todo iba a ir bien, todos se arriesgarían.

El miedo a dejar a una pareja que no amas, también es miedo a perder. A perder una familia, un estátus social, a perder el cariño de los tuyos. El más vale malo conocido que bueno por conocer no deja de ser miedo a perder.

El miedo a la integridad física, es miedo a perder. Miedo a perder la salud o la vida. Seguramente no al dolor. Miles de mujeres en todo el mundo se quedan embarazadas sabiendo que les esperan unos terribles dolores de parto, y no por ello dejan de hacerlo.

También en el ámbito de la pareja, los celos son producto del miedo a perder. Cuando tienes la seguridad de que el otro te ama, no sueles tener celos. Pero cuando tú eres la parte que más pone en la relación, tienes miedo a que la otra persona entable relaciones totalmente inocentes, por si acaso. No se vaya a enamorar de otra/otro y lo pierda para siempre. Lo dicho, miedo a perder. He oido testimonios de celos últimamente y los tiros van por ahí.

Pero ¿cómo liberarnos del miedo? Es imposible. Podemos intentar vivir con él, superarlo, pero no eliminarlo, porque eso querría decir que no nos aferramos a nada ni a nadie, y por muy independientes que seamos, tenemos sentimientos, afinidades, posesiones que queremos conservar, porque si no, seríamos unos insensibles.

El "No tengo miedo de nada, no me importa lo que pase", es una gran frase para los libros de autoayuda, pero no creo que pueda servir para la vida real.

Yo tengo muchos miedos, y por supuesto, son miedos a perder, siempre. Si alguien tiene alguna idea para aprender a vivir con ellos, leeré atentamente.

8 comentarios:

Sonia San Román dijo...

Hola Ana.
Ideas, ninguna.
Los míos van y vienen.
Unas veces se quedan sentados al lado mientras los ignoro. Otras se me suben a la chepa y me doblan la espalda por el peso. Pero algunas veces reuno el valor y, cuando se descuidan un poco, se llevan un hostiaco bueno en toda la cabeza.
Aunque siempre terminan volviendo. Lo importante es ser sincero con uno mismo y reconocer que se tienen. A veces cuesta y se inventan mil historias para justificar lo que se está dejando de hacer por miedo.
Pero eso no sirve para nada.
Y yo para qué te he soltado este rollo?
Venga, un beso y buen finde!!

Mar D. Ferrer dijo...

Creo que no es bueno vivir con miedo, con ese miedo que por estar tan arraigado no nos permite arriesgarnos en la vida, a veces ni ser nosotros mismos. Pero tampoco es bueno vivir sin él. El miedo es innato en los seres vivos, es como un mecanismo de autodefensa que nos ayuda a echar el freno antes de lanzarnos y poner en peligro nuestra integridad física y emocional. El miedo a perder, tú lo has dicho, creo que así podrían definirse todos nuestros miedos. Se trata de aprender a vivir con él, de tenerlo como compañero de viaje por si en un momento dado necesitamos que nos eche mano pero siempre sin permitir que nos ahogue ni que se apodere de nosotros. A veces pienso que aprendí a hacerlo y hay momentos en los que creo que, por años que viva, nunca aprenderé. Supongo que la clave está en saber distinguir entre el miedo que nos ayuda y el miedo que nos limita, aunque siento decirte que no tengo ni idea de cómo se hace eso.

Perdón por el rollazo y un besito guapa.

Anónimo dijo...

La clave te la das tu misma "aprender a vivir con ellos". Según van pasando los años se van algunos miedos y aparecen otros, creo que así es toda la vida...hay quién tiene menos miedos, no se si es porque son más valientes o porque son menos conscientes, lo ignoro...A mi también me gustaría tener menos miedos, porque viviría más en PAZ que es lo que busco en esta vida y a estas alturas de ella. Pero como todo lo vivo con mucha intensidad, lo bueno y lo malo, también mis meidos son bastentes e intensos. La clave...lo dicho "aprender a vivir el ellos"
Un beso amiga

Anónimo dijo...

Ya me gustaria tener la clave exacta para quitarte los miedos... pero si que se puede aprender a vivir con ellos y hacer que no te condicionen demasiado la vida. A mi me llevo unos años de terapia, pero creo haberlos superado. Por ejemplo, a los 15 años era insoportablemente celosa, y si me vieras ahora... por ahi hasta me he pasado para el otro lado, no siento celos de nada ni de nadie ni soportaria que alguien los tuviera conmigo.
Yo creo que es sano tener miedos, si estos no son lo suficientemente fuertes como para no dejarte vivir tranquila y disfrutando.
besos y buena semana

Anónimo dijo...

Miedo a perder???

Bueno, eso se aprende día a día con la edad, según vas perdiendo todas las cosas que amas, los abuelos, los padres, la familia, amigos, etc. Cuando lo tienes todo no lo aprecias es cuando se empieza a perder cuando aparece el miedo. Y a perder te enseña la vidad asi que vete aprendiendo. Raulito.

Alhuerto dijo...

El miedo ha de existir. Es un sentimiento más que tiene su parte util y que llevado al extremo se vuelve perjudicial.
Por eso hay que saber dominarlo. Y verle las partes positivas.
El miedo a perder al dejar a una pareja te hace ver en realidad lo que estás dejando, si analizas bien... lo que hace es abrirte los ojos, si te dejas llevar por el miedo unicamente, no verás el fondo solo la superficie y te crearás tantas dudas que no verás más allá.
Pero si haces del miedo un complemento más, podrás ver claramente lo que pierdes y todo lo que ganas.
El miedo hace que veas donde vas a tropezar, pero no significa que no debas tropezar, sino que el tropezón será menos doloroso.

Anónimo dijo...

Hola Ana,
Me ha gustado mucho lo que has escrito sobre los miedos y estoy totalmente de acuerdo contigo aunque me da la sensación de que eres una mujer valiente y creo que tus miedos no te limitan para conseguir lo que quieres. De hecho, estoy segura de ello, porque para estas cosas “nosotras” tenemos un sexto sentido y tú no eres de las que se “prostituyen” por dinero. Las mujeres de este siglo estamos preparadas, podemos ser tan solventes como cualquier hombre y no necesitamos aguantar a nadie para poder sobrevivir, ¡nos sobra dignidad!
Así que, quizás no logremos separarnos de todos nuestros miedos pero tampoco dejaremos de luchar por mantener nuestra libertad, nuestra independencia y nuestro orgullo sin tener que deberle nada a nadie.
Y si al final pierdes, no pierdas la lección, con eso será suficiente porque tu corazón no podrá reprocharte nunca que no hicieras todo lo que estaba en tu mano para lograrlo.
¡Mucha suerte y mucha fuerza!

Ariel.

Thalía dijo...

Ariel, gracias por tu visita, y por tus palabras. Vuelve cuando quieras.

Ana