lunes, 5 de diciembre de 2016

Tener fe




Hace unos 9 años aproximadamente, cuando abrí este blog, lo hice por una razón. O al menos es así como lo recuerdo.

Era abril de 2007, y se acababa de hacer realidad uno de mis grandes sueños: salir a un escenario a cantar una canción. Y no salía con una banda cualquiera. La banda de Sabina, los coautores de las canciones, habían tenido la generosidad de hacer una gira en la que el público era el que cantaba.

Ese día, descrito así, conocí a gente maravillosa. A algunos los he seguido viendo de vez cuando y a otros no, pero a todos les tengo un cariño muy grande. Marta, David, Olga, Sonia, Myriam. ¡Qué recuerdos tan bonitos, y qué tremenda borrachera!

Quería contarlo, así que abrí el blog, escribí un par de cosas y luego me lancé a la crónica. Y después de eso vinieron muchos escritos más.

En aquella época, estaba pasando por un momento extraño en mi vida, replanteándome muchas cosas y visto desde la distancia, si no había caído en una depresión le faltaba muy poco. Si leemos la crónica de aquel día, tiene en común con la entrada anterior a esta que en aquella también hablo de cantar y de escribir. Aún no había descubierto lo de correr.

Cuando abrí el blog, me hice una pequeña descripción en mi cuenta de google, que decía algo así como que tenía un sexto sentido y que no me sorprendía nada, y mucho menos las personas. ¡Así de incauta era yo entonces! Y lo he seguido siendo hasta hace bien poco. Creía, con 32 años, que estaba de vuelta de todo, que sabía por dónde le daba el aire a cada uno y que era poco menos tan válida como Aramís Fuster o Rappel (por aquellos entonces todavía no conocíamos a Sandro, el rey en las artes adivinatorias).

Siempre he tenido una mente analítica, y a pesar de ello me he creído mis propias predicciones, sobre todo acerca de lo que pensaban los demás. Sin embargo, mi mente analítica no concebía una idea como la de tener fe.

No me considero una persona religiosa ni espiritual, así que aquello de la fe, rechinaba en mi mente constantemente. ¿Qué es eso de la fe? Datos, por favor. Ciencia. Hechos demostrables. ¡Qué equivocada estaba!

La vida me ha enseñado que casi todo es cuestión de fe. Cuando decides tener un hijo, no sabes cómo va a ser, no sabes si va a llorar mucho o poco, si va a comer bien, si va a morder a sus compañeros o si va a ser un adolescente con granos encerrado en su habitación que no soporta tu contacto físico.

Cuando comienzas una relación con alguien, no sabes si va a ser para toda la vida, si durará 6 meses o 1 año, si os llevaréis bien o mal.

Cuando comienzas en un trabajo, no sabes si va a gustarte, si congeniarás con tus compañeros, si sabrás hacerlo correctamente o como se espera de ti.

Y así, podría citar miles de ejemplos en los que hacemos un acto de fe.

Yo siempre he querido tenerlo todo controlado y al final todo me ha controlado a mí. Tener fe es lo contrario, es lanzarse sin miedo, o burlando al miedo, y pensar, que todo va a ir bien. Tener todas las respuestas a todas las preguntas es imposible, inútil y nos genera ansiedad.

Tener fe, qué difícil, y qué bonito.

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