jueves, 15 de septiembre de 2011

Volver a ser un niño...

Creo que estaba nerviosa desde la noche anterior. Ni siquiera me atreví a hacer la maleta y eso que tenía claro el contenido. Nada de tacones, pantalones vaqueros largos y cortos y un par de camisetas de tirantes (que luego siempre son dos o tres pares).

Ocho años es poco tiempo para algunas cosas y mucho tiempo para otras. A una servidora en los últimos ocho años le ha cambiado la vida por completo. Dos churumbeles, una separación, relaciones tormentosas, cambio de vivienda. Para mí, que  todo lo que iba a vivir el fin de semana pasado pertenecía a mi vida anterior.

Por la carretera y mientras conducía (por primera vez hasta ese lugar, que siempre había ido de copiloto), iba recordando mi niñez, iba ilusionándome con los campos, rememorando paseos en bicicleta y contándoles a los niños que aquí iba a su madre a merendar cuando tenía 10 o 12 años.

Por fin, tras algo más de 1 hora, apareció ante mí la imagen que veía verano tras verano, cada vez que salía de casa que por otra parte era a todas horas, y mi corazón dio un pequeño vuelco.


A partir de ese momento, todo fue fácil. Todo seguía igual. Algunos arreglos en la carretera, en la plaza, y alguna cana más en las personas. Pero el mismo Uncastillo de siempre.

3 comentarios:

Mara Jade Garland dijo...

¡Uff! Qué miedo, ¿no?
Menudo alivio encontrarte que todo seguía igual. ¡No creas que es fácil!
Eso de que te destrocen los sitios que recuerdas y que cuando vuelves al cabo de los años te des cuenta de que lo han convertido en OTRO SITIO es horrible.

Labegue dijo...

Pues sí. Será que no tiene mar, ni pistas de esquí, así, sigue siendo lo que era :)

Maria de Mave dijo...

Un sitio estupendo. Ahí he pasado algunos de los mejores días de mi vida. Y también noches!!!!!

Uffffffff.... :)

Gracias, te debo unos cuantos recuerdos que hace tiempo no aireaba!