domingo, 24 de agosto de 2008

¿No sé leer?

No sé qué me pasa últimamente con los libros que no consigo terminar ni uno. Recuerdo que antes, a las 5 páginas ya estaba atrapada, leía en todas partes, un libro llegué a llevármelo a los bares que iba en verano, para seguir leyendo mientras los demás jugaban al rabino. Me daban las tantas leyendo en la cama y en ocasiones me sorprendía el amanecer.

Ahora, sin embargo, no consigo engancharme a ninguno. Debe ser que sólo me recomiendan betsellers y eso no me van. Así que ayer, me metí en el cuarto de mi abuela (en el que están los libros viejos), y me puse a buscar aquello que me enganchaba tanto.

Me quedé con un libro que leí alrededor de los 16 años y me cautivó. "El amante de Lady Chatterley". Abrí una página al azar, y leí un párrafo:

Lo nuevo en ella no era la pasión, sino la hambrienta adoración. Connie sabía que siempre había temido esto último, debido a que la dejaba indefensa. Y todavía lo temía, por cuanto si adoraba en exceso a aquel hombre se perdería a sí misma, quedaría borrada, y no quería qedar borrada, esclavizada, como una salvaje. No podía permitirse quedar convertida en una esclava. Temía aquella adoración que sentía, pero no podía luchar contra ella, en aquel mismo instante. Sabía que, más adelante, podría luchar contra ella. Llevaba en el pecho una endemoniada fuerza de voluntad que hubiera podido luchar contra toda aquella suave y latente adoración de su útero, y aplastarla. Incluso podía hacerlo, o, por lo menos, lo creía, y, de esta manera podría dominar su pasión con su voluntad.

Creo que voy a volver a leerlo. Teniendo en cuenta que no me va a impactar como entonces, porque ya no tengo 16 años, y sin perder de vista que fue publicado en 1928, pero sospecho que va a volver a engancharme.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

la pucha maña... te veo con un vestido desgarrado en medio de un campo de algodón quemado por un tremendo incendio provocado por tu enemigo pero a la vez tu gran amor escondido Mc Arrón, mientras gritas al cielo aquello de "A Dios pongo por testigo..."

de verdad no quieres replanteártelo, ya te recomendé uno hace poco "La elegancia del erizo", hazme caso maña, que te veo lanzando suspiros desgarradores en la cola del super :))

PD: Por cierto, me debes una crónica mallorquinoquitométrica, vamos si los suspiros te dejan eh...

Thalía dijo...

Te haré caso, de verdad, te haré caso, lo prometo.

En cuanto la milu se digne a enviarme las foticos, tendrás la crónica, aunque tú deberías tener una foto ;)

Besos

Anónimo dijo...

Pues no te lo pierdas. Yo lo leí mientras hacía reposo por una neumonía, y me enganchó. Y más para haber sido escrito en 1928....
Lo dicho, no te lo pierdas.