Hay personas que son escrupulosamente correctas en todos los aspectos de su vida. Tanto, que les impide saltarse las normas jamás, aunque sea de una manera justificada. Fundamentalmente en el trabajo, esto se da muy a menudo. Ni una llamada particular con el teléfono de la empresa, ni siquiera para una urgencia, ni un cigarro a escondidas en el baño, ni un escaqueo cuando no está el jefe. Corrección a raudales, que no se diga, aunque eso implique fastidiar al prójimo.
Todo esto viene, a raíz de un hilo en un foro por el que me paseo de vez en cuando, que habla de la empatía. Al ver el vídeo que allí se muestra he recordado una historia que me contaron una vez, que no sé si es cierta o no, porque a veces estas historias son leyendas urbanas, pero que me dejó helada.
Se trataba de un niño de unos 6 o 7 años que había cogido el autobús. El niño, sin querer, se quedó dormido, y se pasó la parada. Cuando llegaron al final de línea, el conductor le dijo que tenía que bajarse, entonces el niño, se dio cuenta de que se había equivocado.
Fue a pagar otro billete pero no tenía más dinero, así que le pidió al conductor que le dejara subir sin billete para poder volver a casa. El conductor, en lugar de saltarse las normas por una vez, cogió la emisora, y llamó a la central para ver qué podía hacer. Dicen que en la central no le permitiron dejar subir a alguien sin billete y que el niño se quedó en tierra.
Bueno, estoy segura de que no fue así, supongo que el mismo conductor pagaría de su bolsillo el billete del niño, pero sólo el hecho de coger la emisora ya me parece de lo más estúpido. Le dejas subir y punto, que nadie se ha muerto por saltarse las normas una vez. Nunca he creído esta historia del todo, pero ayer, me pasaron una broma de la radio, que se supone que era graciosísima. Pero yo, dispuesta a mirar un poquito más allá, ví esta misma historia del niño reflejada, aunque a otro nivel.
Un comercial escrupulosamente correcto, recibe una llamada de alguien para solicitar un crédito. Es una persona que está en apuros, y después de escuchar con atención, donde unos ven paciencia infinita del comercial, yo veo una falta de escrúpulos impresionante. Vale, era una broma de la radio, realmente el tío no estaba en apuros, pero, ¿y si hubiera sido verdad?, no hubiera obtenido ni un "llame a la policía", ni un "tranquilicese", ni nada.
No sé, a lo mejor me equivoco, juzgad por vosotros mismos.
6 comentarios:
El sentido del humor es algo muy personal. Yo veo una “pequeña” diferencia entre dos tipos de humor: el que hace gracia a unos mientras que a otros les resulta más o menos soso y otro que siendo gracioso para unos es realmente desagradable para otros. Este último (no diré que tenga sea menos inteligente) es mucho más fácil de hacer, bastante reiterado y previsible.
Para sufrir el humor no hace falta padecer de lo mismo que alguno de los protagonistas del chiste o de la situación.
Besos.
"Terral"
Gracias Terral por pasarte por aquí, me hace muchísima ilusión. Estás en tu casa siempre que quieras.
Un beso grande.
Ana
Las norma existen y siempre existiran, el saltarselas depende mucho de a quien estés ayudando. Pasa a veces que por ayudar a alguien perjudiques a un tercero, entonces la balanza se equilibra demasiado.
Pero siempre estamos dispuestos a hacer vistas gordas.
En cuanto al humor, siempre lo asocio al estado de ánimo... un dia te ries de algo inverosímil que nunca te habia hecho gracia, porque lo veias con otros ojos.
Lo de reirse de uno mismo y de la sociedad tampoco esta nada mal si se hace con inteligencia.
Besos.
Gracias solete por las canciones, hoy m hacen falta..
y si, yo no soporrrrr a la gente cuadriculada que no es capaz de saltarse ni una norma
mua
En este caso, independientemente de q fuera o no broma, yo veo paciencia. Seguramente ese operador no cobre los 1.500, q se supone q tiene q hacer? La policía? je, ése si q es un buen chiste. Tranquilizarlo? No parece nervioso hasta ese punto.
Y no, no le veo la gracia por ninguna parte.
Bueno..., en este caso, o en otros similares, no es cuestión de paciencia creo yo, sino de intentar entender al del otro lado. Yo, que hablo con muchísima gente por teléfono al día, me veo a veces haciendo cosas totalmente inmorales, como intentar venderle vino a un alcoholico o a un recién infartado. A veces perdemos el norte por nuestro propio beneficio, y eso es lo que yo quería explicar. Creo que hay mucha falta de empatía en la actualidad, porque sólo nos miramos el ombligo.
Gracias a todos por opinar.
Ana
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