Tenía 14 años y se llamaba Zacarías. Era un chico adoptado por una familia bien. Encantador, aunque con una vena macarra que hacía decir a todo el mundo aquello de "no sabemos como acabará este chico".
A los 16 años ya robaba radio casettes de los coches, atracaba farmacias y era adicto a la cocaína. Joder, era un chico encantador. A mí me decía que le gustaba que yo fuera su monitora de campamentos, porque le daba caña (por mi mala leche).
Aquel año, lo sacaron del reformatorio con medicación para el mono y la promesa de que el campamento de verano le haría bien. Teníamos que dejarle fumar (aunque no delante de los otros chicos), y darle sus medicinas. Una noche, llegó una chica gritando a la tienda de monitores. Raul, la Pi y yo, corrimos como una bala. Lo encontramos en el suelo, completamente rígido, y con convulisiones.
Mientras Amadeo conducía de noche a 100 por hora por una carretera de montaña en la que sólo se puede ir a 50, Raul, le hacía el boca boca cuando dejaba de respirar en la parte trasera de la furgoneta, y Pilar y yo corríamos a llamar al médico para avisar de que llevaban a un chico con síndrome de abstinencia. Todo pasó, pero ha sido una de las imágenes más impactantes de mi vida.
Un año o dos más tarde, lo encontramos en el barrio de Las Fuentes. De no haberlo conocído nos habríamos cambiado de acera, pero hablamos con él y lo vimos mal. Al año siguiente nos dijeron que lo habían encontrado muerto en el apartamento que compartía con su media novia yonki también. Tenía 18 años.
Hoy me he acordado de él. No sé por qué. Y me ha invadido una tremenda sensación de pena.
4 comentarios:
El otro día comenté aquí... ¿llegó?
Besito.
No llegó. ¿Cómo iba yo a rechazarte a tí, reina? Digas lo que digas. Por favor, vuelve a ponerlo guapa.
Me extrañaba. Pensé que tal vez estabas tan de lleno metida en las fiestas del Pilar que no entrabas en el blog...
Creo que decía algo así como que, pensé en un principio que el relato iba de ficción, después me di cuenta que la realidad es más trágica aún. También amenzaba con ponerme en contacto contigo -posteriormente lo hice, y eso sí te llegó; a mí también-
Finalmente, desearte que lo pases genial en las fiestas, que disfrutes, y un besote muy gordo (y pá los niños otro)
¡Qué fuerte Ana! Me ha impresionado un montón lo que nos has contado. Compartir algo así es fantástico, en serio.
Y mejor vídeo para el post imposible, ¡eh!
Siento mucho visitarte con tanto retardo, pero ya sabes el lío que tengo últimamente. A pesar de todo seguiré pasando con el mismo interés de siempre.
Muchas gracias por tu fidelidad.
¡Un besazo!
Publicar un comentario