martes, 28 de febrero de 2012

SONRÍE, SIEMPRE SONRÍE



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Pase lo que pase, siempre hay algo por lo que sonreír. Puede ser algo muy grande o realmente pequeñito, pero que te proporciona una enorme felicidad. 

¿Veías El coro de la cárcel? Yo lo vi muy pocas veces, quizá sólo una o dos, y nunca completo, pero era alucinante ver el entusiasmo que le ponían los presos, unas personas que seguramente lo habían pasado mal en la vida, y que no tenían libertad (no lo que el común de los mortales entiende por libertad), a la actividad. 

También en países pobres, como por ejemplo Cuba, he visto con mis propios ojos a gente que no tenía casi ni para comer, que se quejaban de la cartilla de racionamiento, que agradecían un caramelo como si fuera el mayor tesoro del mundo, bailando a todas horas y con una eterna sonrisa en la boca.

¿Qué tipo de vida queremos? Nos levantamos temprano, de mal humor porque normalmente hemos descansado poco o mal, gritamos a los niños porque llegamos tarde, nos enfadamos en el semáforo porque el conductor que nos precede no ha arrancado el coche en el primer milisegundo después de la luz verde, nos tomamos el café con prisas, intentamos esquivar a nuestro jefe, nos estresamos porque la vajilla no puede quedarse sin fregar después de comer. ¡Es agotador! No es de extrañar que no tengamos tiempo para sonreír, ¡vamos todo el día corriendo! ¿Dónde queda la sonrisa?

¿Nos hemos parado alguna vez a pensar que nada es eterno?

¡NI SIQUIERA NOSOTROS!

Porque, señores, siento la mala noticia: NO SOMOS ETERNOS. Todos moriremos, la muerte es parte de la vida. No sabemos cómo, ni cuándo, ni dónde, pero es inevitable. Nada es eterno.

Ni la bonanza económica, ni las dificultados, ni la pasión por tu pareja, ni la ausencia de amor. Nada dura eternamente. La vida está en constante movimiento y nosotros también. Lo que pensamos hoy, no es lo mismo que lo que pensaremos mañana, y lo que pensemos mañana, no tendrá nada que ver con lo que pensemos dentro de un año. No hay verdades, lo único que es verdad es lo que crees ahora, en este mismo instante. Tenemos mil ejemplos de ésto.

Personas que han sido muy activas socialmente y con el paso de los años se han ido encerrando.
Comunistas jóvenes que se volvieron ultra-conservadores.
Gruñones que se vuelven amables después de una enfermedad.
Católicos que se divorcian porque se han enamorado de alguien de su mismo sexo.

Las personas cambian, porque están influidas por el entorno, y el entorno cambia, porque está influido por las personas. Nuestros hijos, aquellos niños indefensos a los que teníamos que alimentar cuando eran bebés, se hacen adultos y toman su propio rumbo, a veces en otras ciudades, lejos de nosotros. Ni siquiera a ellos podemos conservarlos eternamente a nuestro lado.

Así que, como estrategia, en un momento malo, lo primero que podemos pensar es que TODO CAMBIA. No sabemos qué será lo que produzca ese cambio, pero si podemos pensar en éso, y creerlo de verdad, nos estaremos quitando un gran peso de encima. Estaremos eliminando buena parte de la presión que teníamos y seguro que así, encontramos muchas más cosas por las que sonreír.

Porque vas en el autobús y un bebé te hace una pedorreta..., porque suena por la radio una canción que te recuerda alguna situación bonita o divertida..., porque descubres que te caben los vaqueros del verano pasado..., porque te encuentras una moneda de 20 céntimos en un abrigo..., hay mil razones para sonreír.

Yo quiero vivir la vida como si fuera un programa de televisión de fin de año. Salen un montón de artistas y dura toda una noche. Algunos de los cantantes te gustan y otros no. Con los que te gustan: bailas, cantas, disfrutas. Con los que no te gustan: cambias el canal, esperas que se termine la canción o simplemente hablas con las personas que tienes al tu alrededor. Y si estás solo..., lo comentas en twitter.
Es decir, ignoras a los que no te gustan.

Cierto es, que no puedes ignorar una enfermedad, por poner un ejemplo extremo, pero también es verdad que puedes aprender a confiar en los médicos, o darle la importancia que se merece (no podemos hundirnos por un resfriado). Y cuando tengas salud... ¡disfrútala! ¡Disfruta de tu cuerpo!

Y siempre, siempre:

¡CELEBRA LO BUENO!
¡IGNORA LO MALO!
¡Y SONRÍE!

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