miércoles, 14 de abril de 2010

Gris

Tengo un día gris. Y para colmo escribo esto mientras Sabina canta: "más sola que una maleta olvidada en la Gran Vía". El día está como yo, gris, plomizo. La vagancia me persigue a pesar de la lavadora por tender, la página web que terminar y el hula hopp que espera paciente a que mi cintura se mueva al son de una música pegadiza.

No sé cómo se llama, pero la dueña de "El faro", pone unos cafés perfectos. Ni fríos, ni calientes. Ni eso me anima. Tampoco lo hace el simpático jovenzuelo que recorre mi cocina a chufletazos, aunque al menos consigue arrancarme una sonrisa.

Mi correo me dice que acabo de recibir un flechazo en una página web en la que me registré y nunca utilicé. Aún así, me acerco a curiosear. Acabo curioseando demasiado.

Los visitantes de mi blog disminuyen pero son significativos. Estoy cansada de ser Cándida Edelmira, la mujer confiada, solícita, dispuesta. Harta de obligaciones auto-impuestas.

Veo el magnum en la cocina y me entran tentaciones. Quiero dormir hasta que me despierte una canción, pero tengo miedo de que no lo haga y me quede durmiendo eternamente.

Estoy gris..., en este mundo sin color. ¡Maldita sea!

4 comentarios:

Anadry dijo...

...bueno....si te consuela somos dos :))) , si hasta parece que el cielo se ha unificado, gris gris ...
Hoy yo lo dejo pasar...mañana nos encontramos en la esquina para saber que ya estamos mejor, si?? Y nos tomamos un cafecito...
No siempre tenemos que estar bien...

La Lola dijo...

Y mañana brillará el sol...

Luji dijo...

No son míos los consejos

http://marceloferreiro.com/blog/2008/07/08/10-cosas-para-hacer-un-dia-gris-y-aburrido/

Pero igual el consejo 10 algo tendrá de interesante ;)

carpo dijo...

Susto m'has dao con lo del magnum por diosssss!!!!
...menos mal que he caido en el helado.

Píllalo, siéntate tranquilica y saboréalo sin culpa ninguna, que hay cosas más importantes por las que sufrir. Eso debe ser un placer consentido. Hay que espaciarlos, como todos los placeres para que lo sigan siendo, pero cuando llegan hay que saborearlos como se merecen. Y así, con un pequeño placer aquí, y una tontería allá, seguramente ese día tan gris ira escampando.

Abrazo fuerte