A veces le echo de menos.
Hoy especialmente, pero casi todos los días un poco. Ni cada día más, ni cada día menos. No hay medida.
No echo de menos la vida cómoda, ni la rutina axfisiante que sabe qué va a ocurrir al siguiente segundo, y al siguiente, y al siguiente. A veces, simplemente, le echo de menos a él.
Echo de menos la forma que tenía de hacerme reír, a carcajadas hasta hacerme llorar y también sus paellas de los sábados. A veces le echo de menos. Sólo a veces.
Supongo que es cuando la soledad, no la buena, sino la mala, aprieta tanto que hace que el cuerpo tenga que explotar por alguna parte, normalmente por los ojos, en forma de lágrimas. Quizás tenga que ver también, el hecho de que ya haya pasado un año y medio y mi vida sea medianamente estable. Supongo que todo tiene su proceso.
Al principio, la emoción de la libertad recién adquirida, sobre todo en la toma de decisiones, lo que da una inmensa sensación de poder. También la locura que se genera, las ganas de vivir la vida, la prisa por hacer todo lo que quieres hacer sin pararte a pensar si realmente quieres hacerlo de verdad. Y eso que mi proceso no ha sido en absoluto loco, al contrario, ha sido más bien pausado.
Lo dicho, que a veces, le echo de menos, o al menos, echo de menos su voz, cuando compartiendo una película al otro lado del sofá llegaba hasta mis oídos. ¡Ana! ¡Que te estás durmiendo!
Vídeo: Nana Mouskouri canta "Soledad"
Nota: Ya sé que este post contrasta demasiado con el de hace sólo dos días. Supongo que estoy condenada a ser una mujer de extremos. Quizás porque la vida también es de extremos.
5 comentarios:
sentimientos muy normales,
ya está dicho..ahora sonrie...estoy esperando...ahhh, vale
Acabo de borrar un comentario que me corregía. Decía que no se dice le echo de menos, sino lo echo de menos. Independientemente de que yo tenga o no problemas con el leismo por causas que sólo a mí me incumben, quede claro que sólo he borrado el comentario porque me jode que quién me corrige no tenga valor también para identificarse.
Cuando lo haga, su comentario será bien recibido.
Saludos.
Ana
vale, pero cuando se te quite el cabreo leista ese a ver si sonries, coño
Es lo que se conoce como leísmo de respeto. No es grave, lo usa mazo gente, casi todo el mundo, y la academia lo acepta. En muchas casos, la gente lo utiliza por no caer en un supuesto loísmo. ¡Que tire la primera piedra el que lo escriva todo coretamente!
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