Queridos Reyes Magos:
Ya, ya sé que voy tarde. Ya sé que muchas veces me declaro republicana y ya sé que probablemente no he sido lo suficientemente buena como para contar con vuestra benevolencia, pero este año, os escribo la carta con más ilusión que nunca. Y eso también cuenta, ¿no?
Lo primero que quiero es un botón de pánico que me podéis ubicar en cualquier parte del cuerpo que esté a mano. Un botón para activar la respiración, la relajación y sobre todo dejar de pensar. Entrar en ese maravilloso estado en el que solo observas. Y que ese botón tenga una batería inagotable.
Ya puestos, os pido también un "mecanismo de disfrute de las pequeñas cosas". Desde el café matutino hasta el tacto de las sábanas pasando por las risas con los amigos. Que gracias a ese mecanismo, cada momento sea único e irrepetible y que yo me de cuenta de ello.
Felicidad para los míos, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza. Felicidad. Actitud positiva. Buen rollo. Sonrisas. Para mis hijos, padres, hermana, amigos, parejas, ex parejas, la que me pone el café, mis jefes, mis ex jefes, mi vecino del 3º el que no me saluda, la del banco, el barrendero..., bueno, puestos a ampliar, póngalo a toda la humanidad.
Serenidad para no abusar de los amigos y empatía, mucha empatía. Y ya puestos que se me rompa la bola de cristal.
Creo que nada más. Si me traéis eso, me conformo. Y si está agotado, al menos un mapa para encontrarlo.
Este 2017 prometo ser más buena y tener la carta escrita a principios de diciembre. Lo de hacerme monárquica ya es otro cantar. Espero que podáis perdonarme.
Siempre vuestra...
Ana.
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