Lo digo completamente en serio. ¡Urge una guía acerca de cómo usar los emoticonos correctamente!
Quizá haya gente a la que le resulte fácil. A mí, no. Así que acabo usando siempre los mismos: el que se parte de risa, el que lanza el besito, el dedo para arriba, y poco más. El resto de las caras no tengo ni idea de para qué sirven.
Y como diría Rajoy, los emoticonos son como la cerámica de Talavera, que no es cosa menor, o dicho de otra manera, es cosa mayor. Porque en un mundo en el que ya apenas hablamos por teléfono y en el que gran parte de las conversaciones se producen en las redes sociales, es importante que sepamos ponerle cara a lo que decimos, para evitar confusiones, peleas, o amor a mansalva.
Generalmente suelo a leer a las personas con el mismo sentimiento que tengo yo, así, si yo estoy triste, leo los mensajes con esa misma tristeza, y al revés cuando estoy contenta. También, hay determinadas personas a las cuales les asignó un determinado estado de ánimo, por ejemplo, hay gente a la que siempre leo enfadada. Aunque no lo esté. En esos casos, es en los que los emoticono podrían ayudarme, si los entendiera.
Así que mientras encuentre una guía fiable, seguiré usando los mismos que hasta ahora, independientemente de que vayan o no con el texto, aunque eso, a veces, pueda llevarme a ciertos malentendidos.
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