Dos sombreros, uno crudo y uno negro, coronan una torre de CD's vacía porque aún no he logrado encontrar la maldita caja en la que esperan en silencio los acordes de "Eva tomando el sol".
Mi hogar huele a café recien hecho, a pintura en las paredes y a cenicero lleno de colillas. Sabe a tempranillo y gewztraminer, a lasaña de carne y de cariño, a arroz frito tres delicias y a trufas de chocolate. Mi hogar se tiñe de rosa chicle y verde pistacho, se llena de juguetes, de ilusión, de nueva vida.
Mi hogar suena como Rafa Pons, como Sabina, como Carlos de Andrés y Perico Delgado.
Mi hogar tiene la virtud de la paciencia de la Espe y de la sonrisa cómplice de Pilar. Mi hogar está a la espera de llenarse de sonrisas, de juegos y de bocadillos de nocilla.
Mi hogar tiene las paredes desnudas, el suelo poco gastado y una historia por contar el día que se escriba. El tacto suave de las sábanas limpias, el ruido de los tacones por la escalera, y dos sombreros, que no son míos, que son de ellos.
3 comentarios:
Tardarás poco... muy poco en llenar ese hogar de alegría, de bienestar, de juegos, de convesaciones nocturnas, de cenas con risas y de cariño.
Y los sombreros son tuyos....aunque estemos todos dentro.
Un beso enorme.
Guapo! ;)
deja que salgan los dos conejos del sombrero, el que siempre rie y el de gesto triste y baila con ellos por los rincones de tu territorio...
muakas
Publicar un comentario