A la niña Ana, le habían regalado una bicicleta. Era heredada, le quedaba pequeña, a pesar de que sólo tenía 6 o 7 años. La niña Ana, era una pequeña muy segura de si misma. Era valiente y a veces se sobrevaloraba, así que desde lo alto de la cuesta dijo a todos que se tiraría sin frenar. Todos le dijeron que estaba loca, porque era muy empinada. Pero ella se creía invencible, por encima del bien y del mal, y se lanzó.
Tras dar la primera pedalada, se dió cuenta de que iba a caerse, pero ya no había marcha atrás. Sólo podía intentar protegerse un poco. Fue a mitad de la cuesta, cuando lo vio claro, se le apareció ante los ojos un cartel luminoso en el que unas letras parpadeantes decían: Ana, te estás cayendo, Ana, te estás cayendo, y no puedes protegerte. Y lloró de rabia durante todo el trayecto, por haber sido tan idiota, por haber pensado que conseguiría bajar por esa montaña rusa sin caerse. Sólo le quedaba, intentar que el golpe fuera lo más flojo posible, y esperar a que alguien viniera a recoger sus despojos.
Tras dar la primera pedalada, se dió cuenta de que iba a caerse, pero ya no había marcha atrás. Sólo podía intentar protegerse un poco. Fue a mitad de la cuesta, cuando lo vio claro, se le apareció ante los ojos un cartel luminoso en el que unas letras parpadeantes decían: Ana, te estás cayendo, Ana, te estás cayendo, y no puedes protegerte. Y lloró de rabia durante todo el trayecto, por haber sido tan idiota, por haber pensado que conseguiría bajar por esa montaña rusa sin caerse. Sólo le quedaba, intentar que el golpe fuera lo más flojo posible, y esperar a que alguien viniera a recoger sus despojos.
4 comentarios:
Ana no era idiota....experimentaba y no le salió bien. Seguro que para la próxima ya sabe que así no se hace, ¡o no! igual lo repite, para probar suerte; así somos los humanos.
Me gusta la bicicleta mucho....Besitos
Tener el suficiente valor para lanzarse, de eso se trata, lo que suceda después no importa. Aprendemos de nuestros errores y si no nos arriesgamos nunca tendremos ocasión de equivocarnos. Ana no fue idiota, lo intentó y no le salió como esperaba pero no siempre tiene que ser así. Si no hubiera sido tan valiente, ahora tal vez se estaría arrepintiendo de no haberlo intentado.
Espero que Ana siga siendo valiente, que nunca se rinda y que vuelva a intentarlo hasta que lo consiga.
Un besito.
Idiota no. Valiente. Los cobardes nunca se caen...
Besos guapa!!
Siempre hay alguien que amortigua el golpe, siempre hay algo que cura las heridas después de cada caida, siempre hay una balanza para calcular los daños recibidos y la experiencia vivida.
Todo nos hace más vivos, lo bueno y lo malo.
Besos niña.
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