He llegado al límite, no puedo esperar más.
Es hora de coger el toro por los cuernos y decidir quién seré a partir de ahora.
Podría ser una joven madre sana.
Podría ser una vieja prematura y amargada.
El caso es que, no me apetece, no tengo fuerzas ni siquiera para pensar en ello.
Resulta muy cómodo sumergirme en mi océano de bollería y comida rápida.
Pero quiero intentarlo, aunque no sé muy bien cómo.
Una vez leí, que cuando queremos hablar con Dios, miramos instintivamente hacia arriba.
A mí, me queda muy poca fé, sin embargo miro hacia arriba y le pido al universo que me ayude.
No me contesta.
Espero que me haya oído.
1 comentario:
Muy buena reflexión. Yo no sé si habrá algo o alguien que nos escuche o no, lo que está claro es que la voluntad es una de las fuerzas más grandes que hay en el mundo, y aunque a veces se necesite un empujón, el hecho de querer cambiar es un gran paso. Un saludo.
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