producto de los excesos
o de los defectos.
Con la memoria reciente
de haber rozado lo prohibido
sin poder saborearlo.
Con la cabeza embotada
por las hormonas
de todos los meses.
Con el remordimiento
del deber no cumplido
ni ayer, ni hoy, ni mañana.
Con el sabor salado
y dulce
de su piel cansada.
Con la sonrisa en los labios
el insomnio perpetuo
el hambre constante.
Con el miedo perdido
por unas horas sólo contigo
y unas semanas con ellos.
Con la satisfacción de ver
los ojos achinados
por su risa escandalosa.
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