Sólo sé que no sé nada. Ignoro las motivaciones de la gente, desconozco lo que va a pasar. Solo estoy segura de una cosa, de mí misma.
lunes, 11 de abril de 2011
La Alcagüeta
Un oasis de felicidad para las noches tristes.
No importa si es viernes, lunes o domingo. No importa si hace frío o calor. No importa si la mayor parte de la gente está en su casa durmiendo o viendo programas de call tv. Si un día raro quieres pasarlo bien, siempre te queda La Alcagüeta.
Según entras, Mati o Vanessa, o ambas, te reciben con la mejor de sus sonrisas. Igual da que lleves 4 meses sin pasarte por allí, te plantan dos besos y casi, casi te ponen la copa sin pedirla.
Las copas se pueden pagar sin echar a perder el mes, la música invita a la fiesta, y puedes pedir canciones como La revolución sexual, sin que te miren con cara extraña.
Puedes acabar cantanto rancheras a "grito pelao", un domingo a las 3 y media de la madrugada, mientras miras de soslayo el reloj pensando en las pocas horas de sueño que vas a disfrutar. Puedes conocer gente 20 años más mayor o menor que tú y compartir la fiesta sin problemas.
Allí está lo mejor de cada casa. Militares se mezclan con universitarios y cincuentones solteros. Parejas alternan con un chico de Bilbao que entra diciendo que qué se debe en el bar, que es su cumpleaños y en Bilbao se hace así, se paga todo lo del bar aunque no te conozcan. Señores respetables que miran sin complejos a las veinteañeras que lucen piernas con medias de cristal y taconazos, y un largo etcétera.
Todo ello aderezado con la sonrisa eterna de una mujer que parece que ha nacido para la hostelería, que siempre te invita a un chupito y que si hace falta te fía, porque, hija, no estás en cualquier bar, estás en La Alcagüeta.
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1 comentario:
Suerte que siempre nos quedará algún refugio...
Un saludo.
www.pedacitosmundomagico.blogspot.com
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